Un análisis de la fe protestante en Perú realizado por Samuel Escobar
El pastor Herberth García y su esposa Elena son una de las parejas pastorales de más experiencia en su denominación en el Perú, con una larga e impecable trayectoria. La iglesia ha aceptado el reto de llamarse “una iglesia que crece” y la mañana en que asistimos con mi esposa se presenta el equipo de maestros y maestras de la escuela dominical: 35 personas comprometidas y bien equipadas. Se anuncia en la iglesia que el siguiente fin de semana va a presentarse en su auditorio el espectáculo “La Palabra sola” por el conocido actor Hernán Romero.
Cuando me dan oportunidad de saludar a la congregación recomiendo calurosamente “La Palabra sola” que vimos por primera vez nada menos que en una parroquia católica de Valencia. Romero se ha aprendido de memoria el Evangelio de Marcos y lo recita durante 90 minutos utilizando los mejores recursos de su arte, de modo que consigue cautivar a su auditorio y nos hace vivir como testigos presenciales las páginas del Evangelio. Después de haber presentado su programa con un éxito sin precedentes en el Perú, este actor que tuvo un encuentro con Cristo estando al borde de la muerte, debió viajar a España en noviembre del 2006 para recibir un premio por su larga carrera como actor. Cuando viajó, José Luis Andavert y la Sociedad Bíblica española aprovecharon su corta estada para que hiciese una presentación en Valencia. “La Palabra sola” es uno de los muchos proyectos misioneros que han salido de la inventiva del pastor presbiteriano Pedro Arana, director de la Sociedad Bíblica Peruana, una de las entidades evangélicas más antiguas y creativas del Perú. Arana estudió ingeniería química, y fue militante y líder de los Grupos Bíblicos Universitarios, en los cuales descubrió su vocación pastoral. Luego de estudiar teología en Escocia regresó a cumplir un fructífero ministerio pastoral y docente de alcance latinoamericano pero arraigado en el Perú. En 1979 fue elegido como miembro de la Asamblea Constituyente y aunque disfrutó por un año del ejercicio de la vocación política, participando en la redacción de una constitución que por primera vez incorporaba la libertad religiosa, volvió a su tarea misionera, el llamado de su vida.
En colaboración con la Misión Suiza y el Instituto Lingüístico de Verano (ILV), la Sociedad Bíblica Peruana (SBP) publica y distribuye Biblias o porciones bíblicas en castellano, en 10 variantes regionales de la lengua quechua, la lengua de los Incas, y en 29 lenguas de comunidades que viven en la selva amazónica. Además sirve a las iglesias con ministerios tan variados como Seminarios de Software Bíblico y cursos de Educación en Valores.
Una de las inquietudes del pastor Arana es la necesidad urgente de alfabetización en el Perú. Su investigación le llevó a descubrir que los evangélicos venían haciendo mucho en este campo, especialmente organizaciones como Superación de la Mujer-Alfalit Incorporado y en el mundo quechua Runa Simi (habla del pueblo). Para sorpresa suya Arana también descubrió que la Iglesia Católica no hacía nada en ese campo. Es así como Alfalit, Runa Simi SBP e ILV han decidido formar una Comisión Nacional Cristiana de Alfabetización para ver la forma de multiplicar su efectividad y vincularse a los planes nacionales en la materia. La profesora Ruth Escobar, quien dirige Alfalit y recorre el país en sus proyectos de servicio, cree que el potencial de voluntariado de las iglesias evangélicas es enorme y todavía no está del todo aprovechado.
El ritmo de crecimiento de los evangélicos en el Perú se ha mantenido. Según el estudioso Marco Huaco, “el Censo Nacional Continuo 2006 llevado a cabo por el Instituto Nacional de Estadística (INEI) encontró que 85 por ciento de la población que se identifica con una religión era católica, 11 por ciento era evangélica, y el restante 4 por ciento incluía adventistas, mormones, Testigos de Jehová e Israelitas del Nuevo Pacto Universal.” Además “la ONG católica Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS) estima que únicamente un 15 por ciento de los católicos asiste a la misa una vez por semana.” El crecimiento numérico rápido trae aparejado el desafío de la formación de los creyentes y la capacitación de los pastores y líderes. En este sentido uno de los proyectos en los que he participado es el esfuerzo de Desarrollo Cristiano, dirigido por Jorge y Nelsa Zolezzi. Desde hace unos veinte años se han empeñado en ofrecer libros de texto y formación a precios asequibles a pastores y estudiantes de teología. Más recientemente con la colaboración de la Fundación Langham, vinculada al predicador británico John Stott, han organizado talleres intensivos de exposición bíblica. Me tocó el privilegio de ofrecer uno de estos talleres prácticos, utilizando la predicación en el libro de Hechos como base, un curso breve que desarrollé en diciembre del 2006 en el IBSTE de Castelldefells. Una huelga de transportes en Lima redujo la participación de los pastores pero unos cincuenta pudieron asistir.
Una nota “muy personal” en este viaje fue mi re-encuentro con miembros de varias generaciones de líderes formados en los grupos bíblicos universitarios. Estuvieron presentes algunos de los fundadores que empezamos el primer grupo en mi Universidad de San Marcos en 1956, entre ellos Carlos García abogado y pastor que fue elegido Vice-Presidente del país en 1990. Cuando se organizó un movimiento nacional, la Asociación de Grupos Evangélicos Universitarios del Perú (AGEUP) en 1963, ya había una segunda generación que hoy son profesores universitarios como Guillermo Yoshikawa en Japón, Mercedes Nakachi en Puerto Rico y René Castro en el Perú.
De las generaciones más recientes estaba el actual director del movimiento Juan Inocencio. De las canteras de AGEUP han salido muchos de los dirigentes-siervos, pastores, escritores, profesores, a quienes he mencionado en estas crónicas. Los precursores grabaron en nuestra mente la convicción de que la universidad, el país y el mundo son campo de misión y que todo discípulo de Jesucristo tiene que participar en la misión, en actitud de servicio. Y hemos tratado de ser fieles al Señor de esa misión. Por eso esta vez, para mi esposa Lilly y para mi, el re-encuentro con el Perú, y con el pueblo evangélico que allí vive y testifica de su fe, fue especialmente grato. Soli Deo Gloria.
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