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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Reflexiones Reavivados Por Su Palabra


¡Qué privilegio el de Adán y Eva!, pensamos, ¿verdad?, Claro que sí, ver a Dios, tocarlo, estrechar sus manos, abrazarlo, andar con El…hablar con Él, en fin tantas cosas que suenan muchas veces hasta de fantasía, pero no, esta experiencia era una realidad. Desde el momento en que este mundo fue creado, Dios siempre fue el Dios comunicador, el Dios que no se contentaba en ver desde el cielo a sus criaturas, o el “gerente o jefe” que delega una responsabilidad y viene después de un tiempo solo a pedir informes que estén relacionados a “productividad”. Por ello me animo a preguntarte, ¿Quién es Dios para ti?. ¡Si!, esta pregunta es para Ud. que es un joven con expectativas en la iglesia o para Ud. que es un Padre de familia interesado en el bienestar de su familia o para Ud. que es un líder de iglesia que debe distribuir tu tiempo entre el trabajo, su familia y la iglesia.
Pero, empecemos por una premisa, si queremos saber de Dios no hay otra fuente que Su Palabra, la Santa Biblia. En Génesis 1:3 presenta una expresión extraordinaria: “Y dijo Dios…” esta expresión la encontramos ubicada después de la descripción de la realidad de la tierra: desorden, vacío, caos y otras conclusiones que podemos comentar. Lo cierto de todo es que en medio de esta realidad la Biblia declara: “Y Dios dijo…”, repitiéndose constantemente esta expresión en el primer capítulo de Génesis y por consiguiente en todo el contenido bíblico.
“Y dijo Dios…” cuán importante y de tanta proyección es esta expresión. Este mundo perfecto fue creado por el poder de la Palabra de Dios, tú y yo somos el resultado de la Palabra de Dios. Las primeras palabras que fueron escuchadas por Adán y Eva fueron la voz del Creador y aunque por la intromisión del pecado, esa voz aun tu y yo la podemos escuchar por medio del estudio su Palabra y la seguridad del Espíritu Santo en nuestra vida.
Las cosas en el Jardín del Edén cambiaron, pero el Dios comunicador no cambió. El continuó hablando a sus criaturas de diversas maneras, pero llegado el tiempo este Dios se presentó en toda su dimensión por medio de su hijo, nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo debemos considerar un detalle importante, para que el proceso de la comunicación sea completo Dios se despojó de todo, asumió nuestra naturaleza, dejó la Gloria de su Reino y vino a vivir en medio de nosotros y lo hizo solo para comunicarnos que existe esperanza.

Sin embargo hay una gran verdad que no podemos ponerla de lado. Si bien es cierto que somos “privilegiados” por escuchar la voz de Dios cada día en nuestra vida, también debemos ser conscientes que el privilegio viene acompañado de responsabilidad. La experiencia de Gadara lo resume: “…cuéntales cuan grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y como ha tenido misericordia de ti” (Marcos 5:19 up). En otras palabras: habla, anuncia, no puedes quedar callado, no puedes estar en silencio. Tu y yo somos la “Voz” de Dios para este mundo, es un imperativo divino compartir el amor de Dios con otras personas. Pero para llegar a las personas solo existe un camino y este es el ejemplo de Jesús, y la sierva de Dios nos da la respuesta: “Únicamente el método de Cristo dará verdadero éxito para alcanzar a la gente. El Salvador se mezclaba con los hombres como alguien que deseaba su bien. Les manifestaba simpatía, atendía a sus necesidades, y ganaba su confianza. Luego los invitaba así: Sígueme.’” OE, 376.
No hay otra alternativa, debemos ir donde las personas están, no podemos esperar que las personas venga en donde nosotros estamos, pero esto involucra despojarnos de nuestros prejuicios, temores y hasta de nuestro nivel de “comodidad” que cada sábado experimentamos. Cuando esto suceda podremos ser testigos de las maravillas que Dios tiene reservado para cada uno de nosotros.
Ahora, miremos juntos como cierra el profeta Juan la visión recibida en Patmos. Apocalipsis 22:17 lo dice “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga, y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. El mensaje es claro. Génesis inicia: “Y Dios dijo…” y ahora el menaje bíblico termina diciendo: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven…”. ¿En que cambiaron las cosas?, en nada, pero si se complementa, es decir, en este llamado final el Espíritu habla junto con la Esposa (iglesia) y tu y yo somos parte de este Plan Divino. Por lo tanto, te dejo con la pregunta: ¿permitirás que otra persona asuma la bendición que te corresponde?, ¿otros iran por nosotros?. Creo que la respuesta es obvia, entonces tu eres un Comunicador de Esperanza.

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