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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

viernes, 18 de marzo de 2011

¿Es Jesús Relevante hoy?

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   ¿Por qué Jesús?

Muchos piensan que Jesucristo quiere que seamos religiosos.  Piensan que Jesús vino para quitarle toda la diversión a la vida, y darnos reglas imposibles de seguir.  Están dispuestos a llamarle un gran líder del pasado, pero dicen que no es relevante a sus vidas hoy.
Josh McDowell era un estudiante universitario que creía que Jesús era otro líder religioso quien estableció reglas que eran imposibles de seguir.  El pensó que Jesús era totalmente irrelevante a su vida.
Entonces un día en la mesa del consejo estudiantil McDowell se sentó al lado de una joven universitaria brillante con una radiante sonrisa. Intrigado, él le preguntó por qué ella estaba tan feliz. Su respuesta inmediata fue, “¡Jesucristo!”
¿Jesucristo? McDowell enfadado, le respondió:
“Oh, por Dios, no me des esa basura. Estoy harto de la religión; estoy harto de la iglesia; estoy harto de la Biblia. No me des esa basura sobre religión.”
Pero sin sentirse molesta la joven calmadamente le informó,
“Señor, yo no dije religión, yo dije Jesucristo.”
McDowell estaba atónito. Él nunca había considerado a Jesús más que una figura religiosa, y no quería ninguna parte con la hipocresía religiosa. Sin embargo aquí estaba esta alegre mujer cristiana hablando acerca de  Jesús como alguien quien había traído significado a su vida.
Jesucristo afirmó responder todas las preguntas profundas sobre nuestra existencia. En algún momento todos nos hacemos preguntos acerca de lo que se trata la vida. ¿Alguna vez has mirado a las estrellas en una noche oscura y te has preguntado quien las puso allí? O ¿alguna vez has visto una puesta de sol y te has preguntado las preguntas más grandes de la vida?
  • “¿Quién soy yo?”
  • “¿Por qué estoy aquí?”
  • “¿Dónde voy después de la muerte?”
Aunque otros filósofos y líderes religiosos han ofrecido sus respuestas al significado de la vida, solo Jesucristo demostró sus credenciales al resucitar de la muerte. Escépticos como McDowell quienes originalmente se burlaron de la resurrección de Jesús, han descubierto que hay evidencia convincente de que realmente ocurrió.
Jesús ofrece vida con verdadero significado. Él dijo que la vida es mucha más que hacer dinero, tener diversión, ser exitoso, y después terminar en un cementerio. Sin embargo, la gente sigue tratando de encontrar un significado en la fama y el éxito, aún las estrellas más exitosas.
Madonna intentó responder la pregunta de, “¿Por qué estoy aquí?” al convertirse en una diva, confiesa, “Hubieron muchos años cuando yo pensé que la fama, la fortuna y la aprobación del público me traerían felicidad. Pero un día tú te despiertas y te das cuenta de que no… yo todavía sentía que faltaba algo... Yo quería saber el significado de verdadera y duradera felicidad y como podía ir a encontrarla.”1
Otros han renunciado a la búsqueda de significado. Kurt Cobain, el cantante líder de  la banda de grunge de Seattle, Nirvana, desesperado de la vida a los 27 años cometió suicidio. El caricaturista de la era del jazz Ralph Barton también encontró la vida sin sentido, dejando la siguiente nota suicida: “Yo he tenido pocas dificultades, muchos amigos, grandes éxitos; yo he ido de esposa en esposa, y de casa en casa, visitado países del mundo, pero estoy harto de inventar mecanismos para llenar las 24 horas del día.”2
Pascal, el gran filósofo francés creía que este vacío interior que todos experimentamos puede ser llenado solo por Dios. El declara, “Hay un vacío en forma de Dios en el corazón de cada hombre el cual solo Jesucristo puede llenar.”3 Si Pascal tiene razón, entonces nosotros esperaríamos que Jesús no solo responda a la pregunta de nuestra identidad y significado en esta vida, pero también de darnos esperanza para la vida después de la muerte. 
¿Puede haber sentido, sin Dios? No de acuerdo al ateo Bertrand Russell, quien escribió, “A menos que usted asuma un dios, la pregunta del propósito de la vida es sin sentido.”4 Russell se resignó a si mismo para en última instancia “podrirse” en la tumba. En su libro, Por Qué No Soy Cristiano, Russell descartó todo lo que Jesús dijo sobre el significado de la vida, incluyendo sus promesas de vida eterna.
Pero si Jesús realmente venció a la muerte como testigos presenciales afirman, entonces él solo habría sido capaz de decirnos de que se trata la vida, y responder la pregunta, “¿Adónde  voy?” Con el fin de entender como las palabras de Jesús, su vida y muerte pueden establecer nuestras identidades, darnos sentido en la vida, y proporcionar esperanza para el futuro, necesitamos entender lo que él dijo sobre Dios, sobre nosotros, y sobre él mismo.

¿Qué Dijo Jesús Acerca De Dios?

Dios es Relacional

Muchos piensan en Dios más como una fuerza que como una persona a quien nosotros podemos conocer y disfrutar. El Dios del que Jesús habló no es como la impersonal Fuerza en La Guerra de las Galaxias, cuya bondad es medida en voltaje.  Tampoco es un incompasivo monstruo en los cielos, disfrutando de hacer que nuestras vidas sean miserables.
Por el contrario, Dios es relacional como nosotros, pero más aún. Él piensa. Él escucha. Él se comunica en un lenguaje que nosotros podemos entender.  Jesús nos dijo y demostró cómo era Dios.  Según Jesús Dios nos conoce a todos de forma íntima y personalmente, y piensa en nosotros continuamente.

Dios es amor.

Y Jesús nos dio que Dios es amoroso.  Jesús demostró el amor de Dios donde sea que fuera, mientras sanaba a los enfermos y alcanzaba a los pobres y adoloridos.
El amor de Dios es radicalmente diferente del nuestro en que no esta basado en atracción o rendimiento. Es totalmente sacrificial y generoso. Jesús comparó el amor de Dios con el amor de un padre perfecto. Un buen padre quiere lo mejor para sus hijos, se sacrifica por ellos, y provee para ellos. Pero por su propio bien, él también los disciplina.
Jesús ilustra el corazón de amor de Dios con una historia sobre un hijo rebelde quien rechaza el consejo de su padre para la vida y lo que es importante. Arrogante y obstinado, el hijo quería dejar de trabajar y “vivir”. En lugar de esperar hasta que su padre estuviera listo para darle su herencia, él empezó a insistir que su padre se la diera más temprano.
En la historia de Jesús, el padre le concedió a su hijo su petición. Pero las cosas le fueron mal al hijo. Después de despilfarrar el dinero en placeres propios, el hijo rebelde tuvo que ir a trabajar en una granja de cerdos. Pronto él estaba tan hambriento que incluso la comida de los cerdos parecía buena. Abatido y no seguro de si su padre lo aceptaría de vuelta, él empacó su bolsa y se dirigió a casa.
Jesús nos dice que no solo le dio la bienvenida a casa su padre, sino que también él en realidad corrió a su encuentro. Y después el padre fue totalmente radical con su amor e hizo una gran fiesta celebrando el regreso de su hijo.
Es interesante que a pesar de que el padre grandemente amó a su hijo, él no lo persiguió. Él deja que el hijo que le amó tenga miedo y sufra las consecuencias de su elección rebelde. De una manera similar, las escrituras enseñan que el amor de Dios nunca compromete lo que es mejor para nosotros. Nos permitirá sufrir las consecuencias de nuestras propias malas decisiones.
Jesús también enseñó que Dios nunca comprometería su carácter. Carácter es lo que somos en lo profundo. Es nuestra esencia de la cual todos nuestros pensamientos y acciones se derivan. Entonces ¿cómo es Dios—en lo profundo?

Dios es Santo.

A lo largo de las Escrituras (casi 600 veces), se habla de Dios como “santo.” Santo significa que el carácter de Dios es moralmente puro y perfecto en cualquier sentido. Sin mancha. Esto significa que Él nunca consideró un pensamiento que es impuro o inconsistente con su excelencia moral.
Además, la santidad de Dios significa que Él no puede estar en la presencia del mal. Dado que el mal es lo opuesto a su naturaleza. Él lo odia. Es como contaminación para Él.
Pero si Dios es santo y aborrece el mal, ¿por qué no hizo nuestro carácter como el suyo? ¿Por qué hay abusadores de niños, asesinos, violadores, y pervertidos? ¿Y por qué nosotros luchamos tanto con nuestras propias elecciones morales? Eso nos trae a la siguiente parte de nuestra búsqueda de significado. ¿Qué dijo Jesús sobre nosotros?

¿Qué dijo Jesús sobre nosotros?

Creados Para una Relación con Dios.

Si usted lee a través del Nuevo Testamento usted descubriría que Jesús continuamente habló de nuestro inmenso valor para Dios, diciéndonos que Dios nos creó para ser sus hijos.
La estrella irlandés de U2, Bono, comentó en una entrevista, “Es un concepto asombroso que el Dios que creó el Universo podría estar buscando compañía, una relación real con gente…”5 En otras palabras, antes de que el universo fuera creado, Dios planeó adoptarnos en su familia. No solo eso, pero Él ha planeado una increíble herencia que está a nuestro alcance.  Como el corazón del padre en la historia de Jesús, Dios quiere derramar sobre nosotros una herencia de inimaginables bendiciones, y privilegios Reales. En Sus ojos, somos especiales.

Libertad de Elegir.

En la película, Stepford Wives, hombres débiles, mentirosos, codiciosos y asesinos han diseñado robots sumisos y obedientes para remplazar a sus liberadas esposas a quienes ellos consideran amenazas. Aunque los hombres supuestamente aman a sus esposas, ellos las reemplazan con juguetes  con el fin de obligar su obediencia.
Dios pudo habernos hecho así – gente robótica (iPeople) predispuestos a amarlo y obedecerlo, programando en nosotros la adoración como un salvapantallas. Pero entonces nuestro amor obligatorio no tendría sentido. Dios quiere que le amemos libremente. En relaciones reales, queremos que alguien nos ame por lo que somos, no por compulsión – preferimos un alma gemela que una novia por correspondencia. Søren Kierkegaard resumió el dilema en esta historia.
Supongamos que hubo un rey quién amó a una doncella humilde. El rey era como ningún otro rey. Cada hombre de estado temblaba ante su poder… y sin embargo este poderoso rey se derretía por el amor a una humilde doncella. ¿Cómo podría él declarar su amor por ella? De forma extraña, su estado de rey ató sus manos. Si él la traía al palacio y le coronaba su cabeza con joyas… ella seguramente no resistiría—nadie se atrevía a resistirlo. Pero ¿lo amaría? Ella diría que lo amaba por supuesto, pero ¿lo hacía realmente?6
Usted ve el problema. De forma menos poética: ¿Cómo puede usted romper con un novio todo-conocedor? (“Las cosas no están funcionando entre nosotros, pero supongo que usted ya sabía eso.”) Pero para hacer que un intercambio libre de amor sea posible, Dios creó a los seres humanos con una capacidad única: libre albedrío.

Rebelión Contra las Leyes Morales de Dios

C.S. Lewis razonó que  a pesar de que somos internamente programados con un deseo de conocer a Dios, nosotros nos rebelamos contra eso desde el momento en que nacemos.7 Lewis también empieza a examinar sus propios motivos, lo que lo llevó al descubrimiento de que él instintivamente conocía el bien del mal.
Lewis se preguntaba de dónde venía esta conciencia del bien y el mal.  Todos experimentamos esta conciencia del bien y el mal cuando leemos la historia de Hitler matando a seis millones de judíos, o un héroe sacrificando su vida por otra persona.  Instintivamente sabemos que es malo mentir y cometer fraude.   Este reconocimiento de que nosotros estamos programados con una ley moral interior llevó al antiguo ateo a la conclusión de que debe haber un “Legislador” moral.
En efecto, de acuerdo con ambos Jesús y las Escrituras, Dios nos ha dado una ley moral para obedecer. Y no solo le hemos dado nuestras espaldas en una relación con Él, nosotros también hemos quebrantado estas leyes morales que Dios estableció. La mayoría de nosotros conocemos algunos de los Diez Mandamientos:
“No mentir, robar, asesinar, cometer adulterio,” etc. Jesús los resumió diciendo que debemos amar a Dios con todo nuestro corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El pecado, por lo tanto, no es solo lo malo que hacemos al quebrantar la ley, pero también nuestro fracaso de hacer lo que es correcto.
Dios hizo el universo con leyes que gobierna todo en el. Ellas son inviolables e inalterables. Cuando Einstein obtuvo la formula E=MC2 él abrió el misterio de la energía nuclear. Poner los ingredientes correctos juntos bajo condiciones exigentes y el poder enorme es desatado. Las Escrituras nos dicen que la ley moral de Dios no es menos válida ya que viene de Su propio carácter.
Desde el primer hombre y mujer, hemos desobedecido las leyes de Dios, a pesar de que ellas son para nuestro bien. Y hemos fallado en hacer lo que es correcto. Hemos heredado esta condición desde el primer hombre, Adán.  La Biblia llama a esta desobediencia, pecado, lo que significa “no dar en el blanco,” como un arquero perdiendo su objetivo intencionado. Así nuestro pecado ha roto la relación intencional de Dios con nosotros. Usando el ejemplo del arquero, nosotros hemos perdido nuestro blanco cuando se trata del propósito para el que fuimos creados.
El pecado causa la ruptura de todas las relaciones: la raza humana separada de su medio ambiente (alineación), individuos separados de ellos mismos (culpa y vergüenza), gente separada de otra gente (guerra, asesinato), y gente separada de Dios (muerte espiritual). Como eslabones en una cadena, una vez que el primer eslabón entre Dios y la humanidad fue roto, todos los eslabones contingentes se volvieron desenganchados.
Y nosotros estamos rotos. Como dijo el rapista Kayne West, “Y no creo que haya algo que yo pueda hacer para enmendar mis errores… yo quiero hablar con Dios pero tengo miedo porque nosotros no hemos hablado en tanto tiempo…” Las letras de West hablan de la separación que el pecado trae a nuestras vidas. Y de acuerdo con la Biblia, esta separación es más que solamente una letra de una canción de rap. Tiene consecuencias mortales. 

Nuestros Pecados nos han Separado del Amor de Dios

Nuestra rebelión (pecado) ha creado una muralla de separación entre Dios y nosotros (ver Isaías 59:2). En las Escrituras, “separación” significa muerte espiritual. Y muerte espiritual significa estar completamente separados de la luz y vida de Dios.
“Pero espere un minuto,” usted debe decir. “¿Dios no sabía todo eso antes de crearnos?
¿Por qué Él no vio que Su plan estaba condenado al fracaso?” Por supuesto, un Dios todo-conocedor se daría cuenta de que nosotros nos rebelaríamos y pecaríamos. De hecho, es nuestro fracaso que hizo Su plan tan asombroso. Esto nos lleva a la razón de porqué Dios vino a la Tierra en forma humana. Y aún más increíble—la notable razón de su muerte. 

¿Qué Dijo Jesús acerca de si mismo?

La Solución Perfecta de Dios.

Durante sus tres años de ministerio público, Jesús nos enseñó cómo vivir y llevó a cabo muchos milagros, incluyendo su resurrección.  Pero proclamó que su principal misión era salvarnos de nuestros pecados.
Jesús proclamó ser el Mesías prometido que tomaría nuestra iniquidad sobre sí mismo.  El profeta Isaías había escrito acerca del Mesías 700 años antes y dio varias claves en cuanto a su identidad.  Pero la clave más difícil de comprender era que el Mesías sería Dios y a la vez hombre.
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado.  Y su nombre será… Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Is. 9:6)
El autor Ray Stedman escribe del Mesías prometido de Dios: “Desde el comienzo mismo del Antiguo Testamento, hay un sentido de esperanza y expectación, como el sonido de pasos acercándose: ¡Alguien viene!... Esa esperanza crece a través de los registros  proféticos como profeta tras profeta declaran aún otra pista sugerente: ¡Alguien viene!”8
Los profetas antiguos habían predicho que un Mesías vendría y sería la expiación perfecta de Dios, satisfaciendo su justicia. Este hombre perfecto calificaría para morir por nosotros. (Is. 53:6)
De acuerdo con los autores del Nuevo Testamento, la única razón por la cual Jesús fue calificado para morir por el resto de nosotros es porque, es Dios.  El vivió una vida moralmente perfecta y no fue sujeto a sentencia por pecado.
Es difícil entender como la muerte de Jesús pagó por nuestros pecados. Quizás una analogía judicial pueda aclarar como Jesús resolvió el dilema del perfecto amor y justicia de Dios.
Imagínese que estuviera entrando a una sala de juicios, culpable de asesinato (usted tiene unos serios problemas). Al acercarse al banco, usted se da cuenta de que el juez es su padre. Sabiendo que él te ama, usted inmediatamente empieza a pedir, “¡Papá, solo déjame ir!”
A lo que el responde, “Yo te amo, hijo, pero yo soy un juez. No puedo simplemente dejarte ir.”
Él esta desgarrado. Eventualmente él golpea el mazo y te declara culpable. La justicia no puede ser negociada, al menos no por un juez. Pero porque él te ama, el se baja de la mesa, se quita la túnica, y ofrece pagar tu sanción. Y de hecho, él toma tu lugar en la silla eléctrica.
Esta es la imagen pintada en el Nuevo Testamento. Dios bajo a la historia humana, en la persona de Jesucristo, y fue a la silla eléctrica (lease: cruz) en lugar de nosotros, por nosotros. Jesús no es una tercera persona azotada, tomando nuestros pecados, pero él es Dios mismo. Pongámoslo más francamente, Dios tenía dos opciones: juzgar el pecado en nosotros o asumir el castigo él mismo. En Cristo, Él escogió lo último.

1 comentario:

Religion dijo...

Excelente articulo... Me ha encantado leerte y opino igual que tu..
Saludos
Carmen