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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

domingo, 20 de marzo de 2011

José, Rey de los sueños

José, rey de los sueños

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Como adolescente, José era demasiado confiado. Su confianza propia, incrementada por ser el hijo favorito de Jacob y por conocer los designios de Dios para su vida, resultaba insoportable para sus hermanos mayores, los que a la larga conspiraron contra él. Pero esa seguridad, moldeada por el sufrimiento y combinada con un conocimiento personal de Dios, permitió que sobreviviera y prosperara donde muchos hubieran fracasado. Cuando añadió sabiduría a su confianza, se fue ganando el corazón de todo aquel que conocía: Potifar, el carcelero, otros prisioneros, el rey y, después de muchos años, hasta aquellos diez hermanos.
Quizá usted se pueda identificar con una o más de estas penurias por las que pasó José: lo traicionaron y expulsaron de su familia, se vio en una tentación sexual, lo castigaron por hacer lo correcto, sobrellevó un largo encarcelamiento, se olvidaron de él las personas que ayudó. Cuando usted lea la historia, observe lo que José hizo en cada caso. Su respuesta positiva transformó cada caída en un paso hacia adelante. Nunca pasó mucho tiempo preguntándose ¿por qué? Siempre se decía: “¿Qué debo hacer ahora?” Los que lo conocieron vieron que en todas las cosa que José hacía y en todos los lugares donde iba, Dios estaba con él. Cuando usted esté enfrentado un revés, adopte una actitud como la de José, y esté consciente de que Dios está con usted. No hay nada como la realidad de la presencia de Dios para dar una nueva luz a una situación oscura.
Comprender que las situaciones más difíciles, el rechazo de las personas que ayudamos, el menosprecio de quienes amamos, la soledad, los desiertos o el maltrato son parte de los propósitos de Dios no es sencillo, aún así, Dios permita que en medio de esas circunstancias sepamos que Él nunca nos deja y que sólo está cumpliendo Su buen propósito (Isaías 55: 6-13, Romanos 8: 28)
“Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”. Génesis 45:4-5
Tomado de la Biblia Diario Vivir página 64

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