“Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” 1 Juan 2:19
“Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” 2 Timoteo 2: 16-19
Pablo compara los errores y herejías de los falsos maestros con la gangrena. Si no se cercena, se extiende a los miembros anexos hasta que destruye a la persona. Estos falsos maestros y sus errores deben ser combatidos, y los que han sido contagiados deben ser cercenados para que no corrompan a toda la iglesia.
Pablo dice que Himeneo y Fileto cayeron de la verdad y se desviaron hacia un burdo error, pretendiendo que no había futura resurrección de los muertos. Algunos piensan que enseñaban que no existe una resurrección aparte de la regeneración, pero cualquiera fuese lo que enseñaban, era contrario a las Escrituras y minaba la fe de algunos. ¡Esos errores deben ser desarraigados y desechados! (Tito 1: 13-14, 1 Timoteo 1: 19-20).
Sabemos demasiado bien (por experiencia) cuánta tribulación y escándalo se producen por la apostasía y deserción de aquellos que en otro tiempo profesaron tener fe en Cristo. Esto es especialmente cierto en el caso de aquellos que fueron predicadores y dirigentes de la iglesia. Un hombre o una mujer que haya sido considerado como columna en la iglesia, no puede apartarse del Evangelio sin implicar a otros en su ruina, especialmente a los débiles. Pero no hay motivo para que los creyentes verdaderos se desanimen o sean excesivamente perturbados, aunque vean apartarse a otros a quienes consideraban fuertes, pues “el fundamento de Dios está firme”. Esa fe es la de los elegidos de Dios, es el don de Su gracia, que tiene a Cristo como autor, consumador, firme e inconmovible fundamento de Dios. Sus hijos seremos sostenidos por el poder de Dios y la intercesión de Cristo, y no seremos derribados por Satanás, los falsos maestros y las pruebas de la vida (Romanos 8: 28-31, 38-39).
El sello o marca puesto a los elegidos de Dios es: “Conoce el Señor a los que son suyos”. Él los escogió, escribió sus nombres en su libro y no permitirá que perezcan (Filipenses 1: 6, 4: 3, Juan 10: 27-28, 6: 37-39)
Por eso, aquellos que por misericordia estamos en el Señor e invocamos con sinceridad su nombre, apartémonos de toda iniquidad. Tenemos un evangelio que creer y predicar, un buen y fiel Maestro a quien amar, en quien confiar y a quien glorificar hasta el fin con nuestra actitud, acciones y palabras.
“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” Filipenses 3:7-8
Fuente: Verdadera Vida
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