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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

sábado, 20 de noviembre de 2010

CUANDO EL PASTOR PIERDE LA CALMA (Y EL CONTROL)


 Joel Caballeiro, es  un ejecutivo jubilado y consultor de iglesias.Comparte sus experiencias de más de 50 años de actividad en la iglesia como miembro, líder y administrador de una iglesia de Miami
 
Recientemente leí algo simpático sobre este tema:
“Para un pastor es posible lograr que todos los miembros estén contentos con él. Algunos estarán contentos cuando él llegue por primera vez a la iglesia, otros estarán contentos durante su pastorado, y el resto será muy feliz cuando el pastor finalmente se vaya”
“Si el pastor hace feliz al 100% de la congregación y todos están de acuerdo con él, alguien está mintiendo”
Pero la realidad es que el pastor, como ser humano, puede sucumbir a la presión y perder la calma, llegando algunas veces a extremos que no son buenos para nadie; aunque el problema está cuando el carácter del pastor se deteriora volviéndose controlador y tirano, sobre todo con los más allegados colaboradores y con todo aquel que está en desacuerdo con él.
Esto es diferente al pastor que se vuelve manipulador y controlador, al punto que opera como si fuera el dueño de la iglesia, buscando sólo el apoyo de diferentes grupos o personas para lograr sus objetivos. Mientras lo apoyes, eres un cristiano modelo, consagrado capaz de saltar los edificios y detener un tren; participas en todo los comités y tienes cargos y títulos en todos los departamentos de la iglesia. Si en cambio lo confrontas o te atreves a discrepar, desapareces misteriosamente, eres despojado de tus cargos (no eres reelecto o nominado otra vez) y en casos extremos, te sugieren la puerta como una opción. Conozco dos o tres casos así, y les confieso que puede ser una situación muy desagradable.
Afortunadamente la gran mayoría de los pastores son muy amorosos y pacientes con los miembros de la congregación, los cuales también pueden llegar a ser malcriados e insoportables. No obstante, la pregunta clave es: ¿Cómo manejar a un pastor que demuestra características de tirano y abusa de la autoridad de su cargo?
Lamentablemente no hay una fórmula o manual para esto, pero en el blog de Church Relevance leí unos consejos que podrían ser de ayuda:
Ora. Ora por tu pastor y pídele a Dios sabiduría para manejar el asunto. ¿Qué es lo mejor? ¿Confrontarlo? ¿Ignorarlo? ¿O simplemente considerar la posibilidad de buscar otra iglesia?
Confrontar. Algunos pastores que son buenos líderes manejan bien las confrontaciones constructivas. Otros no, y si eres empleado de la iglesia puede ser que te despidan.
Ignorar y enfocarse en las cosas positivas. Esto también funciona pero para esto la persona requiere madurez y dominio propio, para poder ver más allá de los defectos de carácter del pastor. A pesar de sus imperfecciones, el pastor puede ser un buen líder y la iglesia prosperar bajo su liderazgo.
Irte. Si sientes que esa no es la iglesia a la cual Dios te ha llamado a servir, entonces busca una donde puedas congregarte, colaborar y desarrollar tus dones. De lo contrario, si sientes que estás en el lugar donde Dios te puso, ora, confronta e ignora (si la confrontación no dio resultado)
A no ser que sea un claro llamado de Dios, no recomiendo a nadie dejar una iglesia por otra, a causa del carácter del pastor. Pienso que no hay una iglesia, ni un pastor perfecto, además, no estamos en la iglesia por seguir a un pastor o a un líder. Siempre y cuando las cosas no caigan en un plano ofensivo y de falta de respeto, poniendo siempre el ministerio por encima de las personalidades, podemos ignorar los defectos y tratar de enfocarnos en las virtudes y las bondades, que son también parte del carácter del pastor.
La iglesia es como la familia, ¿Acaso abandonas tu casa porque tu padre o tu abuelo tienen mal carácter? En casos extremos sí, pero casi siempre sobrellevamos a nuestros seres queridos mostrándoles amor y paciencia. Nuestro pastor no debe ser menos.

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