Levantaré mis ojos a los montes;
¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del SEÑOR.
¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del SEÑOR.
Como los montes rodean a Jerusalén, así el SEÑOR rodea a su pueblo desde ahora y para siempre.
A ti levanto mis ojos, ¡oh tú que reinas en los cielos! He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de su señor, como los ojos de la sierva a la mano de su señora, así nuestros ojos miran al SEÑOR nuestro Dios hasta que se apiade de nosotros.
Porque tú has sido mi socorro, y a la sombra de tus alas canto gozoso.
Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti.
De continuo están mis ojos hacia el SEÑOR, porque El sacará mis pies de la red.
Nuestro socorro está en el nombre del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra.
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