Dos vidas bien distintas, y un solo destino futbolístico. Para muchos, son la cara y la cruz del fútbol.
El brasileño, una persona tímida, casada, poco dado a la polémica, de vida ejemplar fuera de los terrenos de juego, y un ferviente creyente. El portugués, un joven soltero, extrovertido, de fiestas y fuerte carácter. Ambos vestirán la misma camiseta la próxima temporada. Algo más los une: la pasión por el deporte rey y la calidad que atesoran en sus pies, que los ha encumbrado como estrellas.
Los más de 160 millones de euros que Florentino Pérez ha gastado en sus dos últimos fichajes no ha dejado a nadie indiferente. Kaká y Cristiano Ronaldo son la nueva cara del Real Madrid, uno de los clubes más importantes del mundo y, desde luego, uno de los más ricos.
La vida de Cristiano Ronaldo es conocida por su pasión, sus coches (alguno destrozado), sus fiestas y devaneos amorosos (el último con Paris Hilton, mientras se anunciaba su fichaje), y su carácter pasional y fogoso.
Pero no todos conocen la historia del brasileño Kaká, Balón de Oro hace dos temporadas y, sin duda, uno de los mejores atacantes que han salido de la siempre fructífera cantera ´canarinha´.
KAKÁ: UN MILAGRO LE CAMBIÓ PARA SIEMPRE
Octubre de 2000. Se acercaba el debut de Kaká en el primer equipo del Sao Paulo cuando todo estuvo a punto de acabarse. Sucedió una tarde en un parque acuático de Sao Paulo, en el que estaba junto a su madre. El brasileño se lanzó a la piscina desde un tobogán y sufrió un golpe tremendo en la cabeza contra el suelo de la piscina. Le dieron cuatro puntos de sutura y todo parecía normal, pero dos días más tarde empezó a marearse en un entrenamiento y tenía enormes dolores cervicales. Los médicos le descubrieron una vértebra rota. Pudo quedar parapléjico, aunque se salvó de milagro.
A partir de ese momento aumentó su fe en el Jesús que le había sido enseñada desde niño, y que ha llegado hasta el día de hoy, como nunca se cansa de recordar: luce una pulsera con el mensaje de «Jesús», sus botas llevan el lema «Dios es fiel» y en una de sus camisetas está escrita la frase: «Pertenezco a Jesús». «Cada uno recibe un don de Dios y el mío es jugar al fútbol», repite Kaká.
Fuente: ACPress.net
Los más de 160 millones de euros que Florentino Pérez ha gastado en sus dos últimos fichajes no ha dejado a nadie indiferente. Kaká y Cristiano Ronaldo son la nueva cara del Real Madrid, uno de los clubes más importantes del mundo y, desde luego, uno de los más ricos.
La vida de Cristiano Ronaldo es conocida por su pasión, sus coches (alguno destrozado), sus fiestas y devaneos amorosos (el último con Paris Hilton, mientras se anunciaba su fichaje), y su carácter pasional y fogoso.
Pero no todos conocen la historia del brasileño Kaká, Balón de Oro hace dos temporadas y, sin duda, uno de los mejores atacantes que han salido de la siempre fructífera cantera ´canarinha´.
KAKÁ: UN MILAGRO LE CAMBIÓ PARA SIEMPRE
Octubre de 2000. Se acercaba el debut de Kaká en el primer equipo del Sao Paulo cuando todo estuvo a punto de acabarse. Sucedió una tarde en un parque acuático de Sao Paulo, en el que estaba junto a su madre. El brasileño se lanzó a la piscina desde un tobogán y sufrió un golpe tremendo en la cabeza contra el suelo de la piscina. Le dieron cuatro puntos de sutura y todo parecía normal, pero dos días más tarde empezó a marearse en un entrenamiento y tenía enormes dolores cervicales. Los médicos le descubrieron una vértebra rota. Pudo quedar parapléjico, aunque se salvó de milagro.
A partir de ese momento aumentó su fe en el Jesús que le había sido enseñada desde niño, y que ha llegado hasta el día de hoy, como nunca se cansa de recordar: luce una pulsera con el mensaje de «Jesús», sus botas llevan el lema «Dios es fiel» y en una de sus camisetas está escrita la frase: «Pertenezco a Jesús». «Cada uno recibe un don de Dios y el mío es jugar al fútbol», repite Kaká.
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