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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

viernes, 7 de febrero de 2014

Jesús te comprende siempre

“…EN ÉL HABITA CORPORALMENTE TODA LA PLENITUD DE LA DIVINIDAD…” (Colosenses 2:9)

Con el fin de tener una relación con nosotros a todos los niveles, la Biblia dice que Jesús“debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer…” (Hebreos 2:17,18)Así que, Jesús conoce lo que sientes hoy.
(1) Él entiende tu complejo de inferioridad.
Él procedía de un pueblo apartado, cuyos habitantes no lo aceptaban. Escucha: “A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11). Incluso cuando Felipe dijo: “Hemos encontrado a Aquél de Quien escribi(eron)[ó] Moisés…: a Jesús… de Nazaret” (Juan 1:45b), “Natanael le dijo: ‘¿De Nazaret puede salir algo bueno?’” (Juan 1:46)¡Y el árbol genealógico de Jesús tampoco tenía nada de particular! Rahab era una prostituta, Jacob mintió, y David era un adúltero y asesino – por mencionar algunos;
(2) Él te comprende cuando te sientes agobiado.
Escucha: “…muchos… iban y venían, de manera que ni aun tenía(n) tiempo para comer” (Marcos 6:31b). ¿Te suena familiar? No sólo tenía que tratar con el público, sino que también tenía que organizar, enseñar y corregir a sus propios seguidores, que incluían a un grupo de pescadores ignorantes, un fanático, y a un odiado recolector de impuestos;
(3) Él conoce tus problemas familiares.
Una vez, cuando Jesús estaba predicando, su familia dijo: “Está fuera de sí” (Marcos 3:21b). Ahora bien, puede que las cosas no funcionen muy bien en tu familia, ¡pero lo más probable es que no te consideren un demente! La verdad es que Jesús te comprende. Él sabe exactamente como te sientes hoy y Él puede ayudarte. Así que, ¡habla con Él!
“PUES EN CUANTO ÉL MISMO PADECIÓ… ES PODEROSO PARA SOCORRER[NOS]…” (Hebreos 2:18)
¿Estás cansado de tantas exigencias? Jesús te comprende: “Se le acercó mucha gente… cojos, ciegos, mudos, mancos…, y los sanó…” (Mateo 15:30). Pero aquí está el otro lado de la “moneda”: “…siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35b). Jesús entendió este principio sin limitación de tiempo: sólo puedes sacar “dinero de la cuenta corriente” si hay “ingresos”.
¿Estás decepcionado con la gente? Jesús lo comprende. Recuerda que Judas le vendió y después “selló el trato” con un beso… Incluso en sus peores momentos en Getsemaní, sus propios discípulos no fueron capaces de mantenerse despiertos con Él durante una hora (ver Mateo 26:40).
¿Te han acusado injustamente? Jesús te entiende. Le acusaron de ser “…un comilón y… amigo de publicanos y pecadores” (Mateo 11:19b). Aun hasta el mismo momento de su muerte estuvieron “…buscando falso testimonio… para entregarlo a la muerte” (Mateo 26:59b). Y Jesús dijo: “El siervo no es mayor que su señor” (Juan 15:20b).Cuando decides seguir a Jesús, te “suscribes” a una vida de bendiciones y adversidades; ¡ambas cosas van unidas! ¿Por qué pasó Jesús por todo eso? Escucha:“pues en cuanto Él mismo padeció… es poderoso para socorrer[nos]…” (Hebreos 2:18). Él anduvo el camino que tú estás andando hoy para que pudieras acudir a Él, sabiendo que Él te entiende y “…es poderoso para socorrer[te].” (Hebreos 2:18b). Él no sólo puede ayudarte, sino que lo desea. ¡Habla con Él!

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