“…TENGA LA PACIENCIA SU OBRA COMPLETA, PARA QUE SEÁIS PERFECTOS Y CABALES…” (Santiago 1:4)
¿No te das cuenta de que cuando Satanás quiere controlarte, hace todo lo posible para detener el crecimiento de tu paciencia? Por eso la Palabra de Dios dice: “…tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:4). ¿Lo has captado? Cuando la paciencia acabe su trabajo en ti, habrás alcanzado el nivel donde el enemigo ya no puede controlarte. Un líder cristiano muy conocido escribe:
“En Navidades me encontraba en una tienda donde había estado esperando durante mucho tiempo en una cola que se movía lentamente, sólo para pagar un artículo pequeño. La gente que estaba delante de mí tenía montones de cosas. Entonces alguien se me adelantó, al mismo tiempo que atendían a otra persona. Cuando finalmente me llegó el turno, el dependiente me miró y me dijo: ‘Gracias por esperar. ¿Es usted el que creo que es: el predicador de la tele? Lo supe en cuanto le vi entrar’.
Pensé para mí mismo: ¿Qué habría pasado si me hubiera enfadado y hubiese protestado porque no me sirvieron cuando me tocaba? Una conducta impaciente puede afectar negativamente nuestro testimonio’.
Cuando ves las cosas a través de los ojos de Dios, la manera de percibir a la gente y las situaciones que prueban tu paciencia cambia. Empiezas a verlas como amigas, no como enemigas. Te das cuenta de que, en realidad, Él las permitió para ayudarte a madurar y a realizarte. Por tanto, si estás hoy en la sala de espera de Dios (¿y quién no?), toma asiento y relájate. Tranquilízate y ¡disfruta la espera mientras que entras en su gozo!
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