Cabecera

Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

jueves, 1 de agosto de 2013

El evangelio es poderoso porque es una revelación

Telescopes
Uno de los pasajes más conocidos de la carta de Pablo a los Romanos es el capítulo 1, los versículos 16 y 17: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.
Noten que el vers. 17 comienza con la palabra “porque”. Lo que se dirá a continuación explica lo que se ha dicho antes. De hecho hay varios “porque” en el texto. “Deseo ir a Roma a predicar porque no me avergüenzo del evangelio; y no me avergüenzo del evangelio porque sé que es poder de Dios para salvación; y es poderoso porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”.
El apóstol Pablo sabe que el mensaje del evangelio actúa sólo cuando puede ser comprendido por la mente humana. Por eso lleva un orden lógico en su proceso de argumentación. Sin embargo, también podemos ver en el texto que el intelecto por sí solo no es suficiente. El poder de Dios tiene que actuar a través del evangelio, porque el intelecto por sí solo no puede llevarnos a Cristo.
En otras palabras, el evangelio es poderoso porque contiene mucho más que una simple lógica. Es poderoso porque se trata de una revelación. En el evangelio se revela la justicia de Dios; y eso ¿qué significa? La palabra que usa Pablo aquí es apokalupto, de donde proviene el nombre del último libro del NT, Apocalipsis. Esta palabra designa la acción de descorrer un velo, mostrar algo que estaba velado, algo que no podría ser conocido a menos que alguien lo mostrase.
Ningún ser humano hubiese podido “descubrir” el evangelio, basándose únicamente en su propia observación y en su propio raciocinio. No hubiese habido evangelio si Dios no lo hubiese revelado. Y aquí es precisamente donde comienza el problema del hombre incrédulo con el evangelio, en el hecho de creer que puede descubrir la verdad dentro de sí mismo y por sí mismo. Ese es el postulado esencial de la religión humanista. “La verdad está dentro de ti, pero necesitas descubrirla”.
Pero Pablo nos dice aquí que la verdad se encuentra en Dios y que Él tiene que revelarla. Si Dios no hubiese descorrido el velo estaríamos a tientas y en tinieblas. No podemos conocer nuestra condición real delante de Dios, ni el destino que nos espera, ni la única puerta de escape que existe, por nosotros mismos.

No hay comentarios: