En el Nombre de Jesús declara la Palabra: “Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia, mas Él, Jesús le dijo: hombre ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?. Y les dijo: mirad y guardaos de toda avaricia porque la vida del hombre no consiste en las abundancias de los bienes que posee.”
“También le refirió una parábola diciendo: la heredad de un hombre rico había producido mucho y él pensaba dentro de sí diciendo: ¿qué haré? porque no tengo dónde guardar mis frutos.” ¿Qué problema más bueno verdad? a muchos nos encantaría tener ese mismo conflicto. ¿Qué haré porque no tengo dónde guardar mis frutos? “Y dijo: esto haré. Derribaré mis graneros y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes y diré a mi alma: alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años, repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo” ¿qué le dijo Dios? oops, pero Dios le dijo: “necio, esta noche vienen a pedirte tu alma y lo que has provisto ¿de quién será?.”
“Así es el que hace para sí tesoros y no es rico para con Dios.” Un hombre interrumpe un mensaje del Señor y uno diría bad move pero el Señor a cada rato usted ve que le interrumpen Su mensaje de vez en cuando, eso en sí no molesta al Señor tanto que como por qué. Este hombre interrumpe el mensaje del Señor con una petición y le pide que el Señor sirva como un árbitro en una disputa que él tiene con su hermano acerca de la herencia que él desea que su hermano comparta con él.
Ahora la Biblia no indica sus derechos. Puede ser que la Biblia no indica sus derechos, puede ser que el hombre tenía un buen caso, un derecho, quién sabe su posición en esto. Y el Señor, el Señor lo para en seco porque este hombre con esto en sí comete dos errores. Primeramente la ley de Moisés indica que en estos casos un rabino sí puede servir como juez o como un árbitro en el pueblo y ese fue el primer error que comete este hombre. Jesús fue más, es más que un sencillo rabino.
Y este es el principio del problema que vemos con este hombre. A este hombre no le ha nacido quién es éste que está delante de él. A propósito hermanos muchos de nosotros llegamos así. Llegamos precisamente porque tenemos problemas, llegamos precisamente porque tenemos nuestros líos y venimos a ver si el Señor o si la Iglesia o si alguien nos puede aconsejar con este problema, con este problema financiero que tenemos, con este problema matrimonial que tenemos, con este lío que tenemos, tal vez un caso que tenemos en la Corte y queremos que alguien nos acompañe, todas estas cosas y si el Señor nos arregla el lío tal vez seguiremos y tal vez seguiremos en este asunto de la religión. Y ese es el segundo error que comete este hombre, en enfocarse en este pleito con su hermano sobre algo que a lo largo perecerá.
Hermanos es increíble las cosas por las cuales nosotros estamos dispuestos de dejar de hablar con nuestro hermano. Sea dinero, sea un pleito que surge, un argumento sobre una propiedad, una herencia así como esta, sea algo que alguien dijo que reta nuestra reputación y nuestro prestigio y dejamos de hablar con ellos por años, esto es algo trágico. Pero este hombre se enfoca tanto en esto que él está a punto y esto es el peligro, él está a punto de desperdiciar la oportunidad de obtener el verdadero tesoro más precioso de todo el universo. Está delante de él.
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