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El libro del Génesis nos presenta a un Dios vivo, personal, único, creador y soberano de todo cuanto existe y que se revela al á ser humano. Sus caminos son perfectos. Especialmente del capítulo 1 al 11 es posible advertir dos progresiones opuestas: primero, la ordenada creación de Dios que culmina en el hombre como ser responsable y feliz (capítulos 1 y 2); y segundo, la obra desintegradora del pecado (capítulos 3 al 11).
El relato del Génesis 1 y 2 se preocupa por el sentido de la creación y los designios de Dios para la vida humana. Génesis 1:1; 2:3 describe cómo Dios separó, ordenó y adornó las cosas, siendo su última obra su propia imagen y semejanza en el ser humano. Dando por hecho la existencia del mundo, Génesis 2:4-25, narra bellamente la humanización y socialización progresiva de la existencia del hombre.
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