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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

jueves, 19 de julio de 2012

¿Obediencia o sentimientos?

decisiones335x358Miralo desde arriba:

Los siervos que siguen fueron sumisos a las órdenes de Dios, a pesar de todas las emociones negativas que habrán sentido:
- A Noé se le dijo que construyera un arca y que la llenara con animales. “Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó” (Génesis 6:22).
- A Josué se le dijo que conquistara a los enemigos en la tierra de Canaán. “De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés” (Josué 11:15).
- A Pedro y a los apóstoles se les dijo que dejaran de predicar acerca de Jesús. “…Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).
Piénsalo desde abajo:
Ponte en el lugar de uno de esos hombres. ¿Piensas que te hubieras turbado por las órdenes de Dios? ¿Te hubieras amedentrado? ¿Hubieras tenido mala disposición en obedecer?
Le llevó a Noé como 100 años construir el arca. ¿Piensas que todos los días tenía ganas de seguir trabajando en el proyecto? Recuerda también que probablemente lo construía a kilometros de cualquier espacio de agua y que, según los eruditos de la Biblia, nunca había llovido (Génesis 2:5-6). ¿Habrán habido momentos en que fue tentado a decir, “Dios, ¡esto no tiene sentido! ¡Olvídalo!”? Tal vez. Si fue así, consideremos las consecuencias si él se hubiera dejado llevar por sus sentimientos.
Aplícalo por dentro:
¿Qué mandato de Dios te cuesta más obedecer? ¿No tener relaciones extramatrimoniales (1 Tesalonicenses 4:3)? ¿El guardar tu boca (Proverbios 13:3)? ¿Ser honesto (Salmo 15:2-3)?
Haz una lista de cinco resultados positivos de la obediencia en cada área de tu vida. Ora con un amigo por fortaleza a la hora de obedecer. ¡Y luego, imita a Cristo – sin importar lo que sientas!
Atesóralo en tu corazón:
Lee Lucas 2:39.

Fuente: Cristianos.com

miércoles, 18 de julio de 2012

La historia de un himno que no te dejará indiferente


Laurie se sentía vacía y agotada. Tenía 24 años, estaba casada, era la madre de un bebé que apenas estaba comenzando a caminar, y vivía en una casa rodante en las elevadas regiones desérticas del centro de Oregón.
Su esposo, un estudiante universitario a tiempo completo, estaba ocupado con sus labores estudiantiles. El ingreso familiar era mínimo. No tenían una iglesia por su casa ni amigos cercanos a ellos. Lo que es más, Laurie no manejaba automóvil. Así que estaba pegada a la casa. No era posible llamar a alguien porque tendría que haber sido una llamada de larga distancia. El costo los dejaría a ella y a Bill sin leche o pan en las semanas siguientes. «En ese momento sentía en lo más vivo la pobreza de mi propia vida, tanto emocional como físicamente» —dice Laurie.
Una mañana temprano, durante su tiempo con el Señor, Laurie derramó su corazón delante de Dios. «Sabía que no tenía nada que ofrecerle. Así que le pregunté si le gustaría escucharme cantar —si tan sólo podía darme algo que a Él le dieran ganas de escuchar.»
Lo que sucedió después tomó a Laurie por sorpresa. Cuando abrió la boca, de sus labios salió una canción. Se sentó y escribió su nueva composición:
Te amo, Dios,
y levanto mi voz,
Para adorar, y gozarme en Ti.
Regocíjate, escucha mi Rey,
Que sea un dulce sonar para Ti.

Dios le dio a Laurie Klein una canción que la bendijo esa mañana en 1974, y que ha seguido alentando a personas en todo el mundo durante 30 años. De la pobreza salió belleza.
Su experiencia recuerda a Laurie lo que Dios le prometió a su pueblo Israel en Oseas 2:14. Ella escuchó su amoroso llamamiento y sus tiernas palabras cuando más las necesitaba.
Los israelitas alabaron a Dios cuando retornaron del exilio en Babilonia, tal y como dice el versículo 15: «Cantará como en los días de su juventud.» Laurie alabó a Dios y Él elevó el corazón de ella en una experiencia en el desierto.
¿Te sientes deprimido hoy? Es tiempo de que abras la boca y le cantes a Aquel que te llama y te ama.  –TF

lunes, 16 de julio de 2012

Jehová, el que es mi pastor, no es un Dios ausente

Por Eliezer Torres

Un rayo de luz penetra tenuemente en la habitación directamente iluminando  mi rostro quedando al instante despierto, siendo sorprendido por un pensamiento bíblico susurrando en mi interior y diciéndome: “De Dios es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan.”
Me levanté con buen ánimo y con una sonrisa a flor de piel y me preguntaba sorprendido: ¿Por qué esta dulce obsesión de pensamientos tan maravillosos al despertar al nuevo día?  ¿Qué hay en mi interior que hace brotar pensamientos de luz a la superficie como granos de maíz impulsados por un calor maravilloso? Ya sé. Es el Espíritu y la Palabra de Dios que viven en mí y que producen esa sensación que aviva mi fe y despierta mi energía creadora con un entusiasmo de acción de gracias por todo lo vivido y recibido.  Tomé mi Biblia y en la contra portada comencé a leer unos versos que había  escrito allí, hace tiempo.
¡Tú eres Señor lo que buscaba, lo que anhelaba tener dentro de mí!
El amor, la fe, la paz ansiada, ellas ahora viven en mi ser y es por ti.
Te busqué por todas partes, sin hallarte. Te busqué en templos, cuadros y oraciones;
No sabía a dónde dirigir mi fe para encontrarte. No sabía vivir tus bendiciones.
Pero al fin mi fe pudo sentirse, donde siempre has estado en mi existir.
Y al momento de orar y bendecirte, Sé que vives y estás por siempre en mí.
Luego  abrí la Biblia en el Salmo veinte y tres (23), todavía pensando en aquel final: “Sé que vives y estas por siempre en mí.” Leo la primera oración de este Salmo y descubro que su escritor me dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará.”

Fuente: Cristiano.com

martes, 10 de julio de 2012

Evangélicos franceses acuerdan alejarse de la teología de la prosperidad

Evangélicos franceses acuerdan alejarse de la teología de la prosperidad


•El Consejo, ha concluido que es necesario salir de esta teología que se asemeja a la riqueza material con la salvación cristiana e incentiva esa actitud.
  Por Nínro Ruíz Peña | 
    
   
El Consejo Nacional de Evangélicos en Francia (CNEF), redactó un documento para eliminar la teología de la prosperidad de las iglesias francesas. Hace casi cinco décadas nació la teología de la prosperidad en los Estados Unidos y ahora se ha difundido en todo el mundo.
CNEF, tiene por objeto regular la doctrina del mundo evangélico francés y por su Consejo francés formado teólogos de diferentes organizaciones religiosas (pietistas ortodoxa, bautista, pentecostal y carismático pentecostal) que elaboraron un estatuto de 30 páginas que fue publicado el 22 de mayo.
El Consejo, ha concluido que es necesario salir de esta teología que se asemeja a la riqueza material con la salvación cristiana e incentiva esa actitud, por lo que les explica a sus miembros las razones por las cuales es necesario alejar de la teología de la prosperidad.
Los errores que tachan a la teología de la prosperidad
El primer error en la teología de la prosperidad, es precisamente esta relación entre la salvación, la prosperidad física y material (la salud y la riqueza), porque la salvación está vinculada al “corazón”, explica Thierry Huser, pastor bautista. Agregando que “la salvación se refiere principalmente a la relación con Dios y la reconciliación con Él por medio de Cristo”.
Thierry también habla de error teológico que enseña que Dios coloca lugares de servicios de prosperidad fiel. “El énfasis unilateral en la palabra de Dios, cuya eficacia reside en su poder de afirmación, puede llevar a tener” fe en la fe “, en lugar de tener “fe en Dios”.
El texto de CNEF, también habla de la expresión utilizada por estas iglesias, al decirles a los fieles que no consiguen lo que busca porque les falta fe. “Los profetas de la prosperidad se protegen a sí mismos de todos los que cuestionan sus promesas. Al contrario, todo el peso de cualquier fallo, es debido a los fieles, que no esperan, no oran, no dona”, dice el fragmento de texto.
El documento también señala otro error de esta línea de pensamiento teológica que Jesús no habló de no tener amor y no adorar el éxito material.
Traducido y adaptado por NoticiaCristiana.com de Unisinos
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viernes, 6 de julio de 2012

CUENTA REGRESIVA PARA EL FIN



Han empezado a vislumbrarse de manera más rápida las señales y profecías descritas en la Palabra de Dios. No es desconocido para muchos temas como el calentamiento Global, el Nuevo Orden Mundial, la crisis económica, la implantación de un microchip y la creación de una moneda de uso general para algunos países. Este tipo de asuntos han empezado a introducirse continuamente en los medios de comunicación y en los  temas de conversación diaria. En algunos genera expectativa, en otros incredulidad, indiferencia o temor, pero para los verdaderos discípulos, existen tres mandatos dados por Jesucristo acerca de la actitud correcta para los tiempos finales.
 Marcos 13:28-37
“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.  Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.  De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.  El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.  Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.  Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.  Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.”
MIRAD (griego blépo)
Guardar, ver, observar, discernir, percibir, implicando frecuentemente una contemplación especial; prestar atención y en ocasiones se usa como advertencia a guardarse en contra de algo.
Como cristianos debemos tener la mira en lo eterno y espiritual, no en lo carnal, terrenal o efímero que ofrece el mundo; por esta razón debemos guardar con fidelidad la Palabra de Dios,  teniendo discernimiento acerca de las cosas que están sucediendo en la actualidad. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo, por esa razón aunque la actitud de nuestro corazón no dependa de las circunstancias externas, si debemos reconocer los tiempos que vivimos, estar informados y alertar a otros con sabiduría.
VELAD (griego agrupnéo)
No permitamos el adormecimiento o la pereza espiritual. Diariamente debemos estar alertas, viviendo como si fuera el último día de nuestra vida, ya sea por la Venida del Señor, o porque nuestras horas en la tierra pueden terminar en cualquier momento. 
ORAD (griego proseújomai)
Actitud de comunión, adoración, súplica.
Mantengamos una vida de dependencia de Dios a través de la oración. Permanecer en comunión con nuestro creador, hará que estemos preparados para vivir todas las circunstancias que tengamos que enfrentar como Hijos de Dios en la espera de la Segunda Venida de Jesucristo. 
 Apocalipsis 22:20



“El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén;  sí,  ven,  Señor Jesús.” 
Excelente investigación del equipo de www.eshoradesereal.com sobre los últimos acontecimientos que demuestran el fin de los tiempos.

Para conocer más acerca de este tema puede escuchar las conferencias del Dr. en Teología y Pastor de la Iglesia Nueva Vida para el Mundo, Armando Alducin, que explican a la luz de la Palabra los acontecimientos actuales. Da click en los siguientes links: http://www.casadeoracionmexico.com/ o

Aprender a Sufrir Bien: Confiando en la Soberanía Absoluta de Dios


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Por Mike Riccardi


A principios de esta semana, Justin Taylor hizo un enlace a un relato extraordinariamente conmovedor y alentador de un pastor viniendo a asumir el hecho de que su segundo hijo, al igual que el primero, iba a nacer con espina bífida . Increíblemente, este hombre ha encontrado una gran comodidad en el rechazo de la noción común de que Dios sólo utilizará esta mala situación para el bien, en lugar de la verdad bíblica de que Él lo ha ordenado para Su gloria y el bien de Su pueblo.
Historias como éstas continúan confirmando la realidad de que debemos prepararnos para someternos a sufrimientos y pruebas con rectitud. Tenemos que aprender a sufrir bien. Y, como he dicho en las últimas dos semanas, la forma de hacerlo es siendo equipado con una teología del sufrimiento, mientras que todavía no esté en el medio de una prueba en particular.

Y para ello hemos estado viendo la experiencia de Jeremías con el sufrimiento devastador en la destrucción de Jerusalén en 586 aC, y con la esperanza de tomar algunas lecciones sobre cómo responder al sufrimiento con rectitud. En primer lugar, nos enteramos de que una respuesta justa al sufrimiento de los demás incluye el sufrimiento, junto con nuestros hermanos y hermanas que sufren . En segundo lugar, hemos aprendido que debemos reconocer el papel del pecado en nuestro sufrimiento. Hoy en día, nos encontramos con una tercera lección de la respuesta justa al sufrimiento de Jeremías: debemos reconocer y confiar en la soberanía absoluta de Dios incluso en las circunstancias desagradables y dolorosas.

Ningún Consuelo en Causas Secundarias
Una de las cosas que llama la atención en todo el libro de las Lamentaciones de Jeremías es que no encuentra consuelo en atribuir la destrucción del pueblo del pacto de Jehová a causas secundarias. Por el contrario, le atribuye la desolación angustiosa de Israel a Jehová mismo. Él declara que “El Señor le ha causado dolor” (Lam 1:5) y le ha "causado" el dolor "en el ardor de su ira" (Lam 1:12), es El que lo ha unido a este yugo, que le ha entregado en las manos de sus enemigos, que lo ha rechazado, y que la ha pisado como en un lagar (Lam 1:14-15). Se dará cuenta de que él no habla de Dios simplemente “permitiendo” tal devastación. 

Y de nuevo, como lo hicimos con el debate sobre el reconocimiento de pecado , tenemos que tener cuidado de no hacer un paralelo directo en esta situación, y quizás en muchas otras situaciones. En el caso de Jeremías, Dios está explícitamente infligiendo un castigo. Esto puede o no puede ser así cuando sufrimos. Pero incluso si no está explícitamente castigando o disciplinando, sigue siendo incorrecto localizar el origen de estos sucesos desagradables en algún lugar fuera de Dios.
El caso de Job lo deja claro. Él no atribuyó Su sufrimiento a las causas inmediatas, sino siempre se reconoce que Dios es soberano en sus aflicciones (Job 1:21; 2:10; 12:9-10). Y Dios lo felicitó por eso (Job 2:3; 42:7). Para que no piense que Job estaba de alguna manera confundido acerca de quien era la causa de sus sufrimientos, ya que nunca estaba al tanto de la apertura de la interacción entre Dios y Satanás, el texto inspirado del narrador del libro de Job está de acuerdo en el final del libro: “y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él.” ¿Noto eso? No dice: “…todo las adversidades que había traído Satanás,” y ni siquiera “todas las adversidades que Jehová le permitió.” Estas eran adversidades que Jehová mismo había llevado a Job.
No Destruya Su Comodidad
La lección para nosotros, entonces, es que cuando sufrimos, no debemos tratar de quitar a Dios de Su soberanía. Si hacemos eso, cortaremos las piernas a la teología sólida y robusta de la soberanía absoluta de Dios de la que dependemos y apreciamos tanto en los tiempos mismos del sufrimiento. Tratar de suavizar la relación de Dios con el sufrimiento, reduciéndolo a un mero permiso en lugar de una ordenanza definitiva es debilitar el poder de la columna vertebral que da poder y que se suministra en Romanos 8:28. 
Dios quiere ser glorificado en ser reconocido como el Motor último y Determinante de todas las cosas. No debemos tratar de robarle eso. Porque es nuestra “paz celestial y consuelo mas divino” saber que “cual sea lo que me suced, Jesús hace todas las cosas bien . "

martes, 3 de julio de 2012

¿Quién es su prójimo?


 


Por Erin Gieschen


La parábola del Buen Samaritano es muy conocida. Sin embargo, hay más en el mensaje de lo que solemos pensar.

La historia del Buen Samaritano en Lucas 10 es tan representativa, que su personaje principal se encuentra registrado en los diccionarios. Sin embargo, en la parábola hay más de lo que nuestra interpretación común sugiere. Debemos recordar que la historia en sí era una respuesta a la pregunta: “¿Quién es mi prójimo?” Si bien la parábola tiene que ver con la ayuda a los maltratados, los indefensos y los olvidados, Jesús quiso enseñarnos más: cómo reconocer los múltiples rostros de nuestro “prójimo”. Él estaba ilustrando lo que era su amor, y diciendo que todos debían amar de la misma forma a los demás —no solo a aquellos que amamos por naturaleza, o que pensamos que merecen nuestra ayuda. He aquí algunos ejemplos de quien puede ser su prójimo:

Alguien que no me respete o no me entienda. Ya se trate de una persona o de un grupo al que podemos etiquetar como “enemigo”, la parábola de Jesús enseña que usted está llamado a amar a quienes le aborrecen.  Por otro lado, el resentimiento de los samaritanos contra los judíos era profundo: se sentían completamente malinterpretados y perseguidos. Pero el héroe de esta historia eligió el amor. Entre las personas a las que Dios nos llama a extender la mano están las que nos han juzgado mal, y también a las que nosotros pudimos haber juzgado antes. Nos guste o no, esas personas son nuestros “prójimos”.

Alguien a quien no conozca, y de quien no sea responsable. En teoría, la mayoría de los cristianos sabemos que Dios “amó de tal manera al mundo” (Jn 3.16), y que no tiene ningún favoritismo (Ro 2.11), pero en la práctica tenemos la opinión de que debemos ocuparnos solo de nosotros mismos.

Alguien a quien no resulte oportuno amar. De cierta manera la compasión del samaritano arruinó sus planes personales. No solo se detuvo a ayudar, sino que también dio lo que necesitaba, a alguien que probablemente no sobreviviría. El viaje desde el camino de Jericó hasta la posada más cercana era largo y agotador a pie, por no decir peligroso. Luego, una vez en la posada, no echó sobre alguien más a la persona del “problema” para volver a ocuparse de sus asuntos.

¿Ayuda usted a los necesitados solamente cuando eso no le causa ninguna molestia? ¿Tiene usted algunas condiciones en cuanto a quien ayudará o no? Aunque es cierto lo que dice el refrán popular: “No se puede salvar a todo el mundo”, nunca debemos permitir que eso enmudezca la voz del Espíritu Santo. Si Él nos está diciendo que respondamos a una necesidad que pudiera no ser oportuna, lo más sabio es seguir su dirección y dejarle las consecuencias a Él.

Alguien que no pueda darme las gracias ni pagarme. Es propio de la naturaleza humana querer recibir crédito por el bien que hacemos, sobre todo si hemos hecho algún tipo de sacrificio. Aun como creyentes, podemos sentirnos tentados a afirmar que estamos “dando gloria a Dios”, cuando lo que realmente queremos es la gratificación del reconocimiento por nuestros esfuerzos.

El samaritano sabía que el hombre que estaba medio muerto no era capaz de expresar agradecimiento ni de devolver la ayuda que había recibido. Cuando llegara el momento de su recuperación, el desconocido que lo ayudó se habría marchado hace tiempo. En Mateo 6.1-4, Jesús explica cómo debemos tratar a los necesitados. Nos enseña que debemos dar a los demás en secreto, intencionalmente, y sin pregonar lo que hemos hecho para recibir elogios.

Alguien por quien valga la pena arriesgarme, aunque tenga mis temores. En el último discurso que pronunció Martin Luther King, relató su propia experiencia por el antiguo camino de Jericó. Cuando vio el traicionero y sinuoso camino, se dio cuenta de cuán preocupados debieron haber estado el sacerdote y el levita de Lucas 10 en cuanto a su propia seguridad, al ver al hombre moribundo.

Alguien que es amado y valorado por Dios, a pesar de mis prejuicios. Los líderes religiosos solo vieron a un hombre indigno, que podía trastocar sus vidas o causarles daño. Mientras que el samaritano vio a otro ser humano que merecía ser tratado con dignidad.

Alguien a quien tengo los medios para demostrarle amor. No siempre es fácil amar a alguien en la misma medida que nos amamos a nosotros mismos. Por el contrario, eso exige la decisión de reconocer la verdad acerca de cómo Dios ve a esa persona, y nuestra voluntad de actuar.

En primer lugar, aunque usted tenga reservas, Él le ha preparado para que sea sus manos y sus pies, y por tanto, le dará lo que quiere que usted dé. En segundo lugar, la persona que Él ha puesto en su camino tiene algo que darle a usted: la oportunidad de crecer espiritualmente. Si el Señor le dirige a alguien que tiene una necesidad, lo más probable es que Él también tenga la intención de utilizar a esa persona en su vida. Solo tiene que mantener sus ojos y sus oídos abiertos para recibir de esa persona cualquier cosa con la que el Señor quiera bendecirle. Porque, al fin y al cabo, usted también es el prójimo de alguien.

Fuente: Tiempo de Esperanza