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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Reflexión de una madre luego asistir al concierto de Justin Bieber en Santo Domingo

Reflexión de una madre luego asistir al concierto de Justin Bieber en Santo Domingo
 El concierto dado por  el artista juvenil del momento, Justin Bieber, me llamo a una reflexión profunda. Tenía tiempo que no asistía a este tipo de actividad. ¿Por qué asistí?, por lo único que hace que una mujer se sacrifique: complacer a los hijos.
El caso es, que sin quererlo ni proponérmelo ahí me encontraba, en medio de una muchedumbre tratando de complacer la solicitud casi suplicante de mi hija, para que accediera a llevarla a ver el concierto del famoso Justin Bieber.
Al inicio pensé: “a lo mejor no es tan malo, quizás me divierta cantando “Baby””, pero cuando llegué al lugar y vi la fila kilométrica y más tarde ver la cantidad que el “muchachito” pudo reunir, pensé “en que lío me he metido”.
Pero para ser justa, el “muchachito” se las trae con su espectáculo; el despliegue de luces, coreografía, montaje en general me pareció muy bien trabajado y coordinado. Pero, (siempre hay un pero), la actitud de la fanaticada me dejó perpleja. Ver esas niñas en una actitud de idolatría tal, que eran capaces de perder su propia identidad, parecían seres extraños divagando en otro mundo, soñando. Los gritos estaban por doquier, lágrimas, suspiros y hasta desmayos.  ¡Dios!  ¿ Y es para tanto?.
¿Qué crianza les estamos dando a nuestros hijos?  ¿Qué valores les estamos enseñando? ¿A quienes les estamos induciendo que admiren? ¿Estoy contribuyendo yo a deformar esta sociedad más de lo que está?.
Verme en medio de este espectáculo con tanta euforia desmedida me puso a reflexionar y me motivó a conversar con mi hija y preguntar qué le atrae de este tipo de actividades en donde las niñas se paseaban con poca ropa en un afán de mostrar sus cuerpos, sin supervisión de sus padres (pocas niñas estaban acompañadas de un adulto), en un lugar público en donde están expuestas a que cualquiera las pueda inducir a actos impropios.
Ella me responde que no debo preocuparme por ella, pues no llegaría nunca al límite de gritar o desmayarse, ni idolatrar a un artista y que su deseo de estar presente en ese espectáculo era solo por su música.
Pero, ¿debo quedarme complacida con esta explicación? ¿En verdad piensa ella así? Me gustaría pensar que he sembrado en terreno fértil y que cada consejo que le dé a mis hijos contribuyan a formar personas que aporten en el futuro algo a nuestra sociedad, porque la verdad es que lo que vi en ese espectáculo me preocupó y me puso a pensar que estamos fallando como padres.
No quiero parecer exagerada, quizás estoy exigiendo mucho cuando apenas son jovencitas, pero creo que lo que se refleja en esa edad, es lo que determinara quienes sean en el futuro.

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