"Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús" (1 Tesalonicenses 5:18, NTV).
Dar gracias a Dios. Parece un acto sencillo. Lo es y no lo es.
Lo es si lo hacemos en los momentos alegres, cuando todo marcha bien, cuando la vida sonríe y sobre todo, cuando no nos cuesta nada. Cuando el motivo es evidente.
No lo es cuando todo parece ir al revés. Cuando las oraciones llevan tiempo sin ser contestadas, o cuando la respuesta no era la que queríamos o esperábamos. Cuando hemos dado muchas cosas por sentado y nos cuesta agradecer algo que es rutina o demasiado común.
Sin embargo, el diseño de Dios es que demos gracias en toda situación. Esa frase encierra un absoluto: toda. No es opcional ni alternativo. Es dar gracias en toda situación. Y entendamos que no se trata de algo ciego, cargado de fanatismo. No es dar gracias por el famliar que murió, o el trabajo que perdí o el diagnóstico que me dieron. Es dar gracias en la situación. En medio del problema, gracias a Dios que me sostiene, gracias a Dios que me da fuerzas, gracias a Dios que me abraza y me consuela, gracias a Dios por la esperanza en Cristo... incluso cuando me duele y no entiendo.
Entonces, dar gracias es un estilo de vida, una decisión que se vuelve parte de nuestra existencia. ¿Fácil? No siempre. Pero sin lugar a dudas es un mandato dado por Dios y cuando lo practicamos, nos cambia de adentro hacia afuera.
Dale gracias a Dios hoy y anota en tu cuaderno de gratitud, una situación de tu vida en la que nunca antes habías dado gracias a Dios.
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