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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

lunes, 21 de octubre de 2013

Las experiencias de la vida nos dicen quién es Dios

 No Cometer El Mismo Error
Las experiencias que tienes en la vida, incluyendo los retos y desafíos, los sufrimientos que atraviesas, las oraciones contestadas y sin contestar, la riqueza y la pobreza a tu alrededor y tuyas, la montaña rusa de emociones dentro de ti, y todo lo que experimentas es una parte importante de cómo te acercas a Dios.
 Mientras más honesto seas contigo mismo y tus experiencias, más honesto serás con Dios. En mi opinión, negar tus propias experiencias en la vida es crear una versión de fantasía de ti mismo, y a su vez, también una versión de fantasía de Dios. Un Dios que sólo hace las cosas que tú le pides que haga, y que nunca hace las cosas que tú le pides que no haga. En esta situación no se necesitan experiencias en la vida, porque de todos modos Dios se mueve exactamente de acuerdo con el guión.
 Cuando los predicadores te dicen: "No dejes que tus experiencias te digan quién es Dios, deja que sólo la Biblia te lo diga", lo que creo que quieren decir (aunque no creo que no lo saben conscientemente) es: "No dejes que tus experiencias te digan quién es Dios, déjame decírtelo yo, basado en mi interpretación de la Biblia".
 Hacer eso es creer en la interpretación de la Biblia de otra persona y rechazar tu propia experiencia de vida, es entrar en el reino de la fantasía con la máscara puesta.
 He llegado a creer que mis experiencias en la vida son muy importantes para entender a Dios de la manera más honesta que pueda. Todavía busco la comprensión a través de las Escrituras, pero no dejo que ningún dogma o doctrina determine la forma de interpretar las Escrituras si me obliga a actuar como si mis experiencias nunca existieron.
 Creo que ser honesto con lo que nos rodea, con el mundo, y nuestras propias experiencias de la vida, es esencial para obtener una comprensión más clara y honesta de nuestro Dios, que está dirigiendo todo lo que nos sucede, que está allá arriba en la Gloria, pero también en la suciedad de la tierra y en la decepción y angustia de la vida.

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