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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

sábado, 20 de agosto de 2011

TODAVÍA HOY INSISTE EL PAPA EN ATRIBUIRSE AUTORIDAD PARA INDULGENCIAS Y PENITENCIAS


Sacerdotes confiesan en el Parque de El Retiro. / SAMUEL SÁNCHEZ

El cardenal Rouco ha decretado que se levante la excomunión a las mujeres que hayan abortado

El Papa ha concedido indulgencia plenaria a los asistentes que participen en la JMJ

La Fiesta del Perdón y la Feria de las Vocaciones ocupan estos días el paseo del madrileño parque de El Retiro donde suelen instalarse otros certámenes como la cita anual con los libros. Sacerdotes venidos de todo el mundo han recibido el permiso del cardenal Rouco Varela para levantar la excomunión, solo entre el 15 y el 21 de agosto y en Madrid, a las mujeres que confiesen que han abortado y se hayan arrepentido. A cambio, deberán asumir “una penitencia conveniente”. Como no hay un manual, cada sacerdote impone la que le parece más adecuada. Un catálogo que va desde rezar un rosario o hacer una donación económica, hasta peregrinar a un santuario mariano o tener hijos.
Un sacerdote recomienda a las mujeres que han abortado "tener hijos, para amar la vida"
Uno de los confesores, el padre Roberto, sacerdote mexicano de 35 años, prefiere “ver con la persona” qué penitencia imponer y se inclina a prescribir “ayudar en servicios sociales”. Miguel García, de 51 años de Pamplona, explica con una sonrisa bañada en sudor, al salir de su turno de confesión en el parque azotado por el sol, que suele imponer penas como “ir un rato a ver al santísimo, asistir a una misa, o rezar el rosario”. “No es como en la edad media”, aclara a quien espere castigos extremos.
“Todo lo que sea amar la vida y odiar la muerte” es la receta de otro cura, llamado Atanasio, de 59 años y asentado en Madrid. Esto se concreta, según relata, en “amar (y ayudar) al prójimo, a los necesitados”, e incluso, aunque asegura que intenta no presionar, en animar a “tener hijos para amarlos a ellos”. El sacerdote recomienda a las mujeres que le han confesado que han abortado “vivir alegre y festivamente” y asegura que tiene instrucciones para ser positivo, “porque, motivadas por nuestra moral, vienen [a confesar] con un sentimiento de culpa excesivo”. Su objetivo es que las abortistas “recuperen la dignidad”, aunque para él no la han perdido.
Si el pecador es “pudiente”, un cura le pide una donación económica “para ayudar a los necesitados” o “visitar un santuario mariano”
“Hay mucha dureza” en el catolicismo hacia quienes abortan, reconoce el cura, pero insiste en que la Iglesia “no cierra la puerta y no pone una losa” sobre quienes han pecado. Admite, sin embargo, que ha tenido discusiones con muchos de sus compañeros a costa de la interrupción del embarazo, pero asegura que su obispo, el de Madrid, opina como él.

Fuente: El País

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