Cuando tengo la oportunidad de compartir la Palabra, siento una gran responsabilidad, pero también un gran gozo. Para mí, la Palabra ha sido mi sustento en los momentos más difíciles de mi vida. Mucha gente cree que por ser pastores, no tenemos problemas en la casa, familia o negocio, o que todo nos va a salir bien, pero quiero decirle que el servir a Dios de tiempo completo, no garantiza que no habrá situaciones adversas.
A veces nos vemos en situaciones que a no ser por la Palabra de Dios, no saldríamos de eso. Quiero compartirle hoy una de las vivencias que son la clave para soportar esos momentos difíciles, en los que las promesas de Dios nos sostienen. ¿Cuántos de los que están aquí se han defendido con la Palabra de Dios en medio de una crisis? ¿Cuántos de los que están aquí saben cómo estar parado en el momento preciso en que se recibe algo adverso? A lo largo de la vida que Dios me ha dado, he tenido diferentes tipos de problemas; he hecho buenos y malos negocios, los malos me han angustiado en su momento. Uno se pregunta: “¿A qué hora me metí en eso?” y “¿Cómo voy a salir de eso?”. Aquellas situaciones familiares que uno no mira ni principio ni fin, y he creído que algo demasiado malo me está pasando, y que Dios no está en control de ello. Pero la Palabra que les voy a compartir es la que me ha ayudado a salir de esas crisis.
No se cuál es la problemática que puedes estar viviendo hoy, o en las decisiones que estás por tomar, pero hay decisiones que uno siente que algo grande se le está viniendo encima. Las primeras preguntas que uno se hace son “¿qué hice? ¿Qué no hice? ¿A qué hora no tuve tal control? ¿A qué hora se me pasó éste que no me quiere pagar? Y empieza uno a buscar un culpable. Al que primero le echa la culpa es al diablo, y él tal vez ni se metió ahí. Quiero contarle que el diablo no es omnipresente, ni omnisciente, es sencillamente un ángel caído del cielo, no tiene las facultades que tiene Dios. Por lo tanto, si el diablo se ocupa de uno de ustedes, difícilmente se va a ocupar de mí. A veces, está pasando por un problema o está por entrar a una de esas cosas que dice “me reventó, ya ni corro porque para dónde agarro”. No se si ha pasado por momentos en que no es momento de defenderse, ni siquiera de esperar en las promesas de Dios, sino de saber estar de pie. Si uno, por ejemplo, algo sencillo de la importancia de cómo afrontar una situación adversa.
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