"Dar gracias en todo, porque esta es la
voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús". (1 Tesalonicenses 5: 18.).
Demos
gracias a Dios por lo que pasó este año, pero también por el que comienza, ¡¡Lo
que viene es maravilloso!!
Lo mejor que podemos hacer para cerrar y
abrir este nuevo año es decir “Gracias mi Señor Jesús”.
Ser agradecidos es la mejor forma de
expresar nuestra devoción y adoración hacia Dios. En cada día y hora que ha
pasado de este año, podemos estar seguros de que la mano del Señor estuvo con
nosotros. Claro que muchos habremos pasado momentos difíciles. Pero aun así es
necesario dar gracias a Dios.
Casi siempre es más fácil quejarse y
encontrar defectos, pero las personas agradecidas son las fuertes, las de fe,
las que sin desanimarse han decidido seguir creyendo y avanzando.
También dar gracias por lo que viene,
porque lo que viene de parte de Dios para este año, es hermoso.
¡Que se cumpla lo que quieres!
Esto fue lo que Jesús dijo a una Cananea
a quién todavía Él no había sido enviado a bendecir. Ésta mujer sufría por ser
atormentada su hija por un demonio, y se encontraba desesperada.
La mujer dijo así: "¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija es gravemente
atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose
sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. El
respondió, dijo: No soy enviado sino a las ovejas pérdidas de la casa de
Israel". (Mateo 15: 22, 24.).
Ésta mujer muy consciente de su
condición, volvió a insistir por la ayuda, ella sabía perfectamente que el
Señor era muy misericordioso. Pero Jesús le responde aun más ásperamente que la
primera vez:
“Entonces ella vino y se postro delante
de él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo el, dijo: No está bien tomar
el pan de los hijos, y echarlo a los perritos. Y ella dijo: si, Señor; pero aun
los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos". (Mateo 15:
25, 29.).
Lo
que sucedió es que ella tenía conciencia de que, por sus obras, su reputación,
o el nombre de su pueblo, no era merecedora de un milagro, pero conocía que la
gracia de Dios lo podía hacer posible igual. Alguien que conoce a Jesús de
verdad, sabe que moverá su mano, aun en las circunstancias que parecen que él
no intervendrá por no sentirnos merecedores. Eso es creer, es saber que Dios
actuará ante nuestra esperanza, ante nuestra insistencia y ante nuestra fe.
Como que Él no tiene otra opción. Él ama halos que lo busquen, todo el
tiempo tenemos desafíos que nos hacen ejercitar la fe para comprender más
ampliamente el amor de Dios, y así adorarlo.
Al final de la historia Jesús le concede
a esta persona exactamente lo que pidió, aun no siendo parte del pueblo de
Israel, a quién Jesús había sido enviado. Pero como la gracia de Dios no tiene
fronteras, y no hace acepción entre personas de reputación, ni clase social, o
capacidad intelectual. Él movió su mano. El corazón humano a veces es duro y
juzga, pero el Señor sana y responde a la gente de fe. Eso es la gracia. El
texto finaliza así:
“Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh
mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieras. Y su hija fue sanada desde
aquella hora. (Mateo 15: 28.).
Éste
año que comienza el Señor responderá lo que pides, te dará exactamente lo que
necesitas.
El
deseo de tu corazón, esa petición de la cual has estado pidiendo todo el 2012,
vendrá en el 2013. Pero aún si ya la recibiste, entonces recibirás más
ampliamente, por gracia, solo por gracia.
Haz sonreír a Jesús y dale gracias por
todo, y adóralo por todo lo que viene, Él oirá y te dirá: "¡Grande es tu fe,
que se cumpla lo que quieres.
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