Por: Dr. Serafín Contreras Galeano
No había visto a este pastor amigo por unos dos años. Lo encontré en las salas de espera de uno de los aeropuertos de America Central. Fue una alegría intercambiar experiencias, recuerdos y momentos vividos en el pasado en el ministerio. Entonces vino la pregunta que ritualmente hago a compañeros del ministerio a quienes no he visto por mucho tiempo. Y cuál es tu próxima meta? Hacía donde Dios te está llevando en los próximos cinco años? Y mi amigo con una sonrisa en los labios me dijo. Estoy viajando a la Ciudad tal, porque recibiré “la unción Apostólica del Apóstol tal".
Entonces me dí cuenta que mi amigo había sido atraído como muchos más por la corriente del momento. El llamado de la aerolínea a abordar interrumpió sin misericordia nuestra platica. Ya en el avión mi pensamiento me estimuló con la expresión. La Iglesia de hoy está entre apóstoles y apostolados.
En innegable que la Biblia habla claramente de ministerios múltiples en Efesios 4:12. Es una red completa de ministerios puestos por Dios al servicio de la edificación del cuerpo de Cristo, pero que cada miembros se desarrolle, proyecte y fructifique su ministerio dado por Dios.
Recordemos que en los últimos 100 años la Iglesia Cristiana Evangélica se ha estado moviendo rápidamente en la cresta de las olas de nuevos enfoques que toman vigencia y luego disminuyen en fuerza, trayendo frustración tanto a los ministros que corren desesperados en búsqueda de alguna renovación y el cuerpo de creyentes que espera la dirección de sus lideres.
Hay algo errado en esto? En algo afecta a la Iglesia?
Necesitamos recordar que debemos hacer distinción entre forma y fondo. La forma en nada afecta, el fondo o fundamento si. Pablo en la carta a los Efesios Explica claramente el fondo.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4-11-13).
• Jesús es quién constituye, selecciona y nombra a cada uno de los ministerios, no es un profeta, Maestro, Profeta o Apóstol quien lo hace.
• Estos ministerios son múltiples, diferentes, únicos y balanceados. No son una escala jerárquica.
• La Finalidad de todos los Cinco Ministerios es Perfeccionar a los santos para la obra del Ministerio, no es tener otros ministerios debajo de si mismos para gobernarlos. Es Perfeccionar y Liberar.
• Otra finalidad es Edificar a todo el cuerpo de Cristo.
• La meta final es que todos, tanto los ministerios como los creyentes lleguemos a la unidad de la fe. De manera que cuando un movimiento que exalta un ministerio en particular divide y fracciona, ha perdido la meta final.
• Que todos lleguemos al Conocimiento del hijo de Dios para llegar a la estatura de la plenitud de Cristo. El efecto final es ser como Jesús lo fue y aunque era el Señor , nunca exigió supremacía alguna sobre los demás, sino que dio la mejor lección de humildad.
Cuando mantenemos este fondo, la forma pasara desapercibida y solo esa forma podrá servir para hacer más práctica la labor de la extensión del Reino.
El ministerio apostólico inicia con Jesús al momento de nombrar a sus apóstoles y “establecerlos para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios” (Mr. 3:13-15). Es decir, les hizo un firme llamado a:
• Mantener un compañerismo íntimo con Jesús.
• Mantener Un compromiso real a la predicación de su Palabra;
• Mantener la autoridad para sanar enfermos y echar fuera demonios
El libro de los Hechos amplia estas características a un nivel global, poniendo en evidencia que los Apóstoles desarrollaron roles como:
• El ser promotores de la obra de Jesús
• Confirmar a la iglesia a través del discipulado
• Abrir senderos donde no los había
• Ser visionario
Cada apóstol desarrolló roles particulares, lo que significa que no había un patrón a seguir, o un solo modelo o combinación de dones como normativa a idealizar.
A lo largo de la historia de la Iglesia podemos observar en un vistazo general que la Iglesia fue perdiendo la sencillez marcada por Jesús y los primeros apóstoles. Veámoslo de esta manera.
Siglo I.
La Iglesia nace con apóstoles y crece, aún en medio de gran persecución. Los miembros de la Iglesia en Jerusalén fueron esparcidos por toda Judea, Samaria y lo que hacían era llevar adelante la misión: Predicar a Jesucristo.
Los apóstoles fueron muriendo y el último que muere es Juan al final del Siglo I. Los hombres que, discipulados por los apóstoles, los sucedieron, fueron llamados LOS PADRES APOSTÓLICOS (Clemente, Ignacio, Papías, Policarpo). El nombre de “padres” era una designación popular, dada la ternura paternal que reflejaban. La tarea de estos padres culmina en el siglo II.
Siglo II.
En el último tercio del Siglo II, aparece la idea de universalidad y comienza a denominarse a la Iglesia como IGLESIA CATÓLICA (no romana).
Ireneo, uno de los más grandes teólogos de este siglo y obispo de Lyon, enseñó la unidad de la Iglesia. Una unidad espiritual y no orgánica.
Lamentablemente, y a pesar de esta enseñanza, se tergiversó el concepto de unidad espiritual y surge una tendencia de transformar esa unidad en unidad organizacional.
Ireneo también enseñó que Pedro y Pablo fundaron la Iglesia de Roma, designando sucesores. (No hay apoyo bíblico e histórico fidedigno para sostener esta teoría).
Siglo III.
A mitad del Siglo III, Cipriano, obispo de Cartago, enseñó que la Iglesia Universal (fuera de la cual no había salvación), debía ser gobernada por los obispos sucesores de los apóstoles. Él sostuvo que la autoridad apostólica había sido dada primero a Pedro. Así fue como la Iglesia de Roma se hizo predominante, porque se creía que él la había fundado.
Siglo IV.
El cristianismo se fue institucionalizando poco a poco, cediendo a las presiones imperiales. El Imperio utilizaba la fe cristiana para sus fines políticos con el propósito de unificar el Imperio que estaba en decadencia.
En este contexto, el sacerdocio universal de los creyentes, dio lugar al surgimiento de un clero (conjunto de sacerdotes o eclesiásticos, clase sacerdotal), y este clero se transformó en el símbolo de lo sagrado.
La Iglesia, el mundo y el Imperio eran una sola cosa. Ser ciudadanos del Imperio, era ser cristiano y viceversa. Ciudadanía imperial y condición cristiana, llegaron a ser sinónimos.
Siglo V.
Se intensifica la idea de sucesión apostólica, o secuencia de nombramiento de obispos. Finalmente, Roma sale airosa en su debate y el papa, el obispo de Roma, llegó a ser reconocido como el obispo superior a todos. De ahí el nombre de Iglesia Católica Romana.
Siglo V-XV.
La Iglesia ingresa al período conocido como “EDAD MEDIA” que va del siglo V al siglo XV, durante el cual la Iglesia institucional gana un inmenso poder político y social lo cual produce oscurantismo espiritual. De esta forma se alejó de la verdadera enseñanza y práctica apostólica.
Siglo XVI.
la REFORMA PROTESTANTE del siglo XVI empezó a sacar a la Iglesia de las tinieblas espirituales que había cegado su mente por varios siglos. Esto, gracias a Martín Lutero.
La Reforma, desafió la doctrina monopólica de la sucesión apostólica, ya que Lutero consideraba que la autoridad apostólica sólo está en la Biblia, más que en la Iglesia y sus instituciones.
Desafortunadamente, algunos de los más prominentes reformadores, también creyeron que el período apostólico había cesado al mismo tiempo que el Nuevo Testamento estuvo en vigencia (Conociéndose esto como CESACIONISMO).
Se ignoraron a raíz de eso el ejercicio de los Cinco Ministerios de Efesios.
El enfoque principal de la Reforma fueron los Pastores. Parecía que era el único ministerio aprobado.
Cuando me convertí hace 46 años el enfoque de la Iglesia eran los Evangelistas y todos los demás ministerios quedaron relegados a un segundo plano.
Luego vino la época de los profetas y profetizas. Y mucha gente esperaba con ansias encontrase con el profeta o la profetiza para recibir la dirección divina.
En tercera esfera apareció la onda de los Maestros y muchos ya no querían ser evangelistas ni profetas sino Maestros. Ahora hemos entrado en un movimiento apostólico donde muchos ministros ya no ven importante ser conocidos como Pastores , Maestros o Evangelistas sino como Apóstoles.
Ahora hemos entrado en una nueva etapa que ha exagerado y desbalanceado el equilibrio de los estos Cinco Ministerios poniendo por encima de los demás a los Nuevos Apóstoles y Profetas y confiriéndoles un grado más alto de autoridad sin que lo que están arriba tengan a alguien a quien rendirles cuentas. Lo que podemos ver, es como un regreso al enfoque de la Iglesia en los Siglos Anteriores.
En realidad a la luz de las Escrituras no hay nada que trate del nombramiento de apóstoles como cargos de influencia por encima de los otros luego de los apóstoles originales. Pero si la Biblia muestra en Efesios el equilibrio que debe existir entre los Ministerios de Efesios 4. Pastores, Maestros, Apóstoles (Enviados, Misioneros, Visionarios) , Evangelistas y Profetas.
Quiera Dios que como líderes de esta época podamos cada día centrarnos más en la Escritura sin tener que correr tras nuevas corrientes propulsadas por líderes carismáticos pero que en el fondo buscan con motivaciones erradas el ser reconocidos, aplaudidos y casi venerados por un pueblo que cada día aumenta en el analfabetismo Bíblico mientras desesperadamente buscan lo mágico, atractivo y novedoso.
Nunca olvidemos que como líderes nuestro Ejemplo, Mentor, Señor y Modelo por excelencia es Jesús el Nazareno quien con su ejemplo de humildad y sencillez, nunca proclamó un título ni un lugar de preeminencia, sino que se humilló tomando forma de siervos y por haberse humillado Dios le exaltó hasta lo sumo y le dio un Nombre que es sobre todo Nombre. (Filipenses 2).
Volviendo a lo original tomamos el camino de la sencillez y el camino de la sencillez es el camino de la Cruz para luego ir al Trono.
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