El apóstol Pablo dijo en su epístola a los Romanos que aquél mundo estaba atestado de “ envidia, homicidios, contiendas, engaños y maldades ” (Romanos 1:29).
El mundo en el que vivió Pablo tenía 200 millones de habitantes.
Hoy somos más de 7.000 millones, y para 2050 dicen que seremos más de 9.000 millones. A más población, más maldad. ¿Qué escribiría Pablo hoy?
¿Merece la pena seguir creyendo?
Cuando la vida parece muy difícil de sobrellevar…
Cuando a la gente buena le suceden cosas malas…
Cuando el mal triunfa sobre el bien…
Cuando Satanás parece llevar la delantera…
Cuando las fuerzas del mal actúan sin restricción…
Cuando la muerte sigue aplicando su aguijón y el sepulcro parece tener la victoria…
Cuando las estrellas caen del cielo…
Cuando las montañas se hunden en el mar…
Cuando los demonios invaden la tierra…
Cuando la sangre de los inmolados se eleva hasta los frenos de los caballos…
Cuando las peores pesadillas que se puedan concebir se convierten en realidad…
Cuando te sientes calumniado y traicionado por tus propios hermanos en la fe.
La respuesta es sí.
Merece la pena seguir viviendo en la esperanza. Porque esa esperanza tiene un nombre: JESÚS.
“ Es Cristo en vosotros la esperanza de gloria ”, dice Pablo (Colosenses 1:27).
Autores: Juan Antonio Monroy
Fuente: Protestante Digital
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