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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

viernes, 18 de mayo de 2012

Qué podemos hacer para renovar a la iglesia



Renovar, o reformar.muchos me dirán que lo único que la iglesia necesita es “avivar el fuego”, un avivamiento. Sin embargo el problema de esa aparente solución es que se confunde el contexto de la palabra ‘avivamiento’, la cual es usada en el contexto bíblico para definir el encender la vida y propósito de alguien, dando vivacidad, dedicación y confianza plena a Dios en la vida del creyente

.Lo que necesitamos no es un avivamiento en el sentido místico; no nos hace falta una iluminación más, ni un llamado sobrenatural. Tampoco nos debemos a un nuevo sistema mercadológico de transmisión de ideas o una técnica particularmente innovadora para llenar un templo en 10 domingos. Lo que hace falta, es replantearnos cinco cosas que aquí detallo, que, si lo hacemos bien, nos colocarán en un cristianismo auténtico y más apegado al cristianismo que Jesús nos mostró.

      Replanteamiento del ejercicio de nuestra fe. Jesús llegó al mundo con un mensaje práctico “el Reino de los Cielos se ha acercado”. Tal anuncio es una invitación más que un adoctrinamiento. Al anunciar el inicio de su ministerio citando el libro de Isaías, Jesús definía la suya como una labor de rescate y de readaptación de los abandonados y los necesitados. Jesús invitó a quienes quisieran acercarse a su reino a entrar a el. «El Espíritu del Señor está sobre mí,
      por cuanto me ha ungido para anunciar buenas *nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor.» (Lucas 4:18, 19 NVI). No dijo que lo envió a atar demonios o a hacer prosperar a sus seguidores, o a dar un ultimátum a los infieles. La actitud de Jesús fue de invitar a los necesitados a recibir protección. ¡Cómo cambia la idea de cristianismo si volvemos a las bases prácticas! En este concepto, el evangelismo no es una obligación de hacer seguidores, si no la responsabilidad que tenemos de invitar a quienes quieran recibir la protección de Dios y su perdón. Quienes no lo quieran, o quienes se sientan cómodos con su vida, tienen el derecho de mantenerse lejos de quien les presione para hacerse cristianos y, por otro lado, estamos obligados a dar cuidado y protección a la gente, no necesariamente un buen ejemplo, si no protección y cuidado; por eso es que la misión de proteger a enfermos, viudas y huérfanos era prioridad de la iglesia primitiva.
      Evitar la condenación e incrementar la tolerancia. Uno de los teólogos que tuve por maestro en el instituto bíblico, dijo algo que recuerdo muy claramente. Mencionó con claridad que el siervo enfermo del Centurión Romano que Jesús sanó debido a su fe, según algunos traductores y los datos relevantes de la historia, sería uno dedicado a prestar servicios sexuales a su amo. En efecto, sexo entre hombres; de ser así, la Biblia no menciona que Jesús en su absoluto poder y sabiduría, hubiera advertido al Centurión acerca de sus prácticas paganas, de su alimentación o hábitos sexuales. En cambio, lo señaló como ejemplo de fe y le dio acceso a la sanidad de Dios para un siervo que no sólo lavaba sus pies, si no que a demás, podría haber sido su amante. Dado que la Biblia da mensajes directos acerca de la homosexualidad, se ha convertido en prioridad para muchos condenar a los homosexuales y denigrarlos, luego se les tiende hipócritamente la mano. Se les envía al infierno y después, se les pide que crean en Dios y abandonen sus ‘cosas de maricas’. Intolerancia. Siguiendo el ejemplo de Jesús, indicarle sus fallas a los que no creen en Dios es el peor camino para darles abrigo. Jesús tendió la mano a todos y quienes quisieron acercarse encontraron comprensión y auxilio, pero para hallarlos Jesús nunca anduvo condenando personas como método de acercamiento evangelístico. Si no podemos estar de acuerdo con la gente, tolerémosla, aceptemos que cada condenado por nosotros negará a Dios cada que intentemos forzarlo a aceptar nuestra idea de realidad.
      Conocimiento, crezcamos en conocimiento. Ciencia, tecnología, artes, filosofía. Teología. Uno de los engaños del cristianismo moderno es que los teólogos no tienen el poder de Dios para hacer milagros y así se pierde el poder de comprender la Biblia como un mensaje de Dios. Quienes no creen en la literalidad de los textos del génesis son vistos como ateos, pero seamos claros: Dios jamás pidió creer en la letra de su mensaje, si no en el mensaje mismo. ¿Cuántas veces hemos estado peleando con la gente atea para hacerles ver que los dinosaurios no existieron y que los monos no son nuestros abuelos? Pérdida de tiempo y de vida… Y de almas. Dios no nos juzgará por la seguridad que tenemos al afirmar que Adán volaba a la luna o que de una pareja que sólo tuvo tres hijos varones nació toda la humanidad. A Dios le importa más qué hemos hecho con su amor y misericordia. Pero necesitamos conocimiento, dedicarnos a pensar, a cultivarnos y así, dejaremos de creer tonterías y aprenderemos a respetar a los demás, siendo así de confianza para quien quiera acercarse debido a sus necesidades.
      Dejemos la iglesia. Olvidemos las cosas de la religión, no necesitamos ir a un templo; lo que necesitamos es congregarnos, es decir, estar cerca de otros para afianzar nuestra fe y ayudarnos a cubrir necesidades. En ello, la iglesia tiene actualmente dos vicios que debe perder: tiene personas dependientes del sistema religioso y tiene un sistema religioso que depende de las personas. La gente culpa a sus pastores y líderes de no visitarlos y atenderlos, mientras los líderes hacen crecer su sistema de influencia creando dependencia en la gente. ¿Qué es una buena opción? Acerquémonos a la gente en grupos de crecimiento dinámico. Es lo que hacía la iglesia del primer siglo, reuniéndose según necesidades y espacios para cubrir aquello que la comunidad requería. Si cubrimos necesidades, si no condenamos, si toleramos, si aprendemos y crecemos en conocimiento, podemos crear comunidades cristianas pequeñas que crezcan y se comuniquen fortaleciendo la fe de manera útil.
      Convirtámonos en lo que queramos ser, pero siempre seamos influyentes. Si hemos dado los pasos anteriores, seremos una luz al mundo y tendremos la posibilidad de crearnos objetivos en muchas ramas de las artes, ciencias, técnicas, profesiones y oficios que normalmente se descartan. Una de las posibles razones de que Jesús comunicara su mensaje en el Israel del siglo I es que entonces era un pueblo comunicado con las más grandes culturas de la humanidad, donde siervos y líderes podrían crecer en influencia. Estoy seguro que si Dios hubiera querido transmitir eficientemente un mensaje a toda la humanidad, hubiera hecho otra cosa que no fuera dirigirse a una de las tribus más reducidas e itinerantes de la historia. No quiero hacer polémica con esto que afirmo, pero creo que Dios tenía un propósito muy claro con iniciar la fe cristiana hace 2000 años: establecer comunicación para usar la diversidad de la humanidad como herramienta de comunicación y no crear un sistema de discriminación y reclutamiento intolerante.
Esta propuesta es sólo una idea, de nosotros dependería probarla como una opción. No veo que sea algo que descomponga la fe cristiana, no es un método, pero si nos juntamos podríamos probarlo y mejorarlo. ¿Te animas?

Fuente: PoderEnLinea.com

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