Aunque la necesidad es tan grande, la negligencia espiritual de muchos cristianos llega a niveles de grosería, donde se sientan en sus laureles y juzgan a sus semejantes porque no son como ellos. Otros, como las langostas, viven preocupados por no dejar que ninguna otra langosta salga del tanque. Ni ayudan, ni dejan a otros ayudar. Viven de sospecha en sospecha, alucinando males, enfocados en proteger lo que creen tener seguro. No saben que lo único seguro que tenemos es Jesucristo morando en nosotros. Todo lo demás es transitorio, y no hay nada que podamos hacer para retener lo que tenemos, si no es que compartirlo con los que no lo tienen.
y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí? Deuteronomio 31:16-18
Vemos hombres y mujeres de Dios caer a diestra y siniestra. ¿Sería que Dios los abandonó? ¿Qué no dijo Jesucristo que nunca nos abandonaría, y siempre estaría con nosotros hasta el fin del mundo? Luego entonces, algo no cuadra. Muchos hombres y mujeres de Dios caen porque han abandonado su primer amor. Se refugian en su trabajo, en sus rutinas, y se olvidan del Dios que los salvo. Algunos sirven a su manera, pero se oponen a que otros sirvan. Con una mano siembran, y con la otra desparraman. Y cuando la mala cosecha viene, dicen: ¿Qué no soy tu Siervo? ¿Por qué permitiste que esto me aconteciera a mí? Dios es un Dios de justicia. Jesucristo dijo que el que no estaba con El sembrando, estaba en realidad desparramando. Esa es la diferencia. Muchos siembran sin Él. Van sin que Él les diga. Otros, aunque Él les diga de antemano sus planes, son negligentes. No quieren ir y hacer, se niegan a que alguien más les diga lo que tienen que hacer. Otros apedrean al mensajero, diciéndole: hablas demasiado. Tienen comezón de oír, ni viven ni dejan vivir, siembran mala semilla, y luego se preguntan porque están cosechando más mal fruto que bueno.
Tú eres mi lámpara, oh Jehová; Mi Dios alumbrará mis tinieblas. 2 de Samuel 22:9
Dios ha roto todos los moldes, pero algunos se empeñan en poner límites al poder de Dios quien puede usar a quien él quiera, cuando Él quiera y como Él quiera. Se escudan en un machismo Bíblico para impedir a las personas “inferiores” que prediquen, o para tratar a las ovejas como como esclavos. Usan la Biblia para limitar la libertad de otros, diciendo: ¿qué dirán los demás si tú haces esto, o aquello? Algunos hasta limitan la obra diciendo: no prediques a personas de la otra iglesia, ni les enseñes porque los pastores pensaran que te estas robando a las ovejas. Ni trabajan por sus ovejas, ni dejan que otros las ministren. Esto me recuerda a Políticos corruptos que usan la ignorancia de la gente, y se oponen a que la gente aprenda a leer y escribir, así son más fácilmente manipulables. Lo mismo sucede con muchos creyentes de hoy. Van a la iglesia porque necesitan algo de alguien. Juzgan a sus semejantes porque sus hijos están cometiendo errores pero se olvidan que ellos mismos también cometieron errores en su juventud. Si no hablas cosas espirituales para que todos te vean, entonces eres mundano. Si no eres religioso, entonces te has apartado. Miden desde la lupa de la religión, escudriñan las acciones de otros pero se olvidan que ellos mismos se han negado abiertamente a hacer lo que Dios les ha pedido.
Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas. Salmos 18:28
Amado(a): Abre tus ojos y mira. A tu alrededor hay cristianos que están sufriendo lo indecible porque les falta conocimiento Bíblico. Si tú no quieres ir a ellos, no vallas, pero no impidas a otros ir. Cada vez que te opones a los planes de Dios, Satanás se opone a los tuyos. Si te has puesto límites al poder y soberanía de Dios, no juzgues a los que quieren servirle, si no quieres ayudar, tampoco maldigas con tus palabras su obra. Porque de toda palabra ociosa que hablares serás juzgado. Deja ya de apedrear al mensajero, y toma tu decisión: si vas a servir, empieza por no estorbar a los que están sirviendo a tu lado. Si tienes dudas, celos, rencores, sospechas, malos pensamientos, si estas siendo consumido por los susurros del diablo para que tú mismo te opongas por tu propia voluntad a la Obra que Dios está haciendo contigo y los que están contigo, tú necesitas analizar tu corazón. La carne se ha enseñoreado de ti, y te has olvidado de tu primer amor, y de cómo uso igualmente hombres y mujeres de Dios para ayudarte a ti en momentos precisos. Deja ya de ponerle límites al poder de Dios porque lo único que lograras es quedarte solo, quedarte atrás. Si en verdad amas a Jesucristo como dices, siembra con él y no desparrames la siembra de otros.
Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Mateo 5:14-16
Yo, como tú, escogí servir a Jesucristo hace muchos años. A Él le ha placido usarme de diversas maneras, a lo largo y ancho de su iglesia. Sin Embargo, Dios jamás ha dejado de ser creativo en la manera en que Él me ha usado. Dios ha cambiado nuestras funciones en el Cuerpo de Cristo en la medida que hemos ido cambiando y madurando en El. He aprendido que es mejor pasar 5 años predicando a mi mejor amiga, y ver los frutos de esta labor como árbol frondoso plantado junto a aguas cristalinas, que predicar una hora en una iglesia llena de gente que no he vuelto a ver. He aprendido que mis semillas plantadas en los corazones de las personas con quien trabajo a Diario, son semillas que llevan mucho fruto pero todavía no han germinado. Yo oro para que mi Dios mande obreros a regar esas semillas y así sus frutos abundantes sean manifiestos. Yo oro para que Dios remueva todo lo que se oponga al sembrador que sale a sembrar diariamente. Oro por los que están cerca, y por los que están lejos, para que ellos también siembren y dejen a otros sembrar de acuerdo a la guianza del Espíritu Santo. Oro también por la certeza de que si mi padre y mi madre me abandonaran, con todo me recogería mi Señor quien me prometió nunca dejarme y siempre estar conmigo. Oro por la tierra fértil que recibe estas reflexiones, tierra que ha sido trillada con sudor y sangre, con lágrimas y risas, con gozos y profundas tristezas, semillas que costaron un alto precio, trabajo que nunca ha cesado. Oro por ti para que entiendas que no puedes controlarlo todo, que algunas veces Satanás te susurra mentiras para que tus acciones te aíslen de las personas que te aman. Analiza los frutos, y recuerda de donde y como te saco el Señor a ti, y no impidas que El haga lo mismo con otros usándote a ti por otros y a mí por los demás.
Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. Juan 5:35
¿Has notado los tiempos y las señales? No hay tiempo que perder, Jesucristo fue a donde estaban los muertos, y los resucito, y a donde estaban los perdidos, y los encontró, y a donde estaban los desahuciados, y los sano. Él no te necesito ni a ti ni a mí para hacer Su obra, pero le place y complace usar gente imperfecta como tú y como yo, gente que tenemos fallas, que no somos perfectos, que tenemos grietas y abolladuras en la carrocería, grietas que el Camino nos ha ido dejando. Así y todo, si nosotros no habláramos, las piedras lo harían. Yo te he fallado, no tienes ideas cuantas veces. Yo no soy iluminada ni tengo ningún prefijo antes de mi nombre. No soy pastora, ni profeta, mucho menos apóstol ni maestra. No soy esposa, ni madre, ni hermana, ni amiga. Solo soy hija, hija comprada a precio de Sangre. Y como tal, te digo: JESUCRISTO está a las puertas, y si a Él le place usarte, haz lo que Él te diga, y si le place usar al que está a tu lado, no te opongas. Dios nos ha cambiado al punto en que podemos ser lo que sea para quien sea, y no tenemos más nada que defender. Yo lo he perdido todo varias veces, y El Señor me ha devuelto no lo mismo, sino mejor. No tengo temor de perderlo todo, pero sí de no ir con El cuándo el me pida que vaya.
Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. Efesios 5:14
Desde que puse toda mi fe en Jesucristo, he ganado todo. He sido desarraigada varias veces, y plantada de nuevo varias veces. He sido podada, y talada, e injertada en el Árbol de la vida. He sufrido pérdidas y he perdido batallas. He sido levantada y he sido humillada. He sido fuerte como el oro, y he sido débil como la paja. Jesucristo ha permanecido en mí y yo en El. El me ama y yo a Él. Mientras las motivaciones del corazón sean el Amor por Jesucristo y el amor a nuestros semejantes, podemos andar confiados. No te preocupes si no te doy de Bibliazos, o te reprendo desde un pulpito. Tampoco soy policía de Internet para estarte checando que haces y reprendiéndote. Pero si estoy orando por ti, quien quiera que seas, donde quiera que estés porque eres tú quien está recibiendo este mensaje. Jesucristo te ama muchísimo, y quiere que le entregues todas tus dudas, tus cargas, tus temores y celos, tus inseguridades y debilidades, y que te alimentes de El para que puedas ver lo que Él está haciendo a través de ti, y de quien está a tu lado. Esta no es una competencia a ver quién tiene más ovejas o a ver quién predica más, quien manda más reflexiones en menos tiempo. Esta es una carrera, la carrera de la Fe, y la fe es entre tú y Jesucristo, y nada más. Nada te llevaras cuando te vayas, ni títulos, ni carrera o profesión, ni edificios ni bancos ni dinero. Iremos desnudos a presentarnos ante el que Todo lo Sabe y todo lo ve. ¿Qué estás haciendo con los dones que Él te dio?
Fuente: cristianos unidos
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