Por Keving DeYoung
Un solo Dios. Adoramos a un Dios, personal, cognoscible y santo. No hay dos dioses o dioses ó diez o diez millones de dioses, sólo uno. Él siempre ha sido y será siempre. El no es un producto de nuestra mente o imaginación. Él realmente existe y podemos conocerlo porque El nos ha hablado en Su palabra.
Dos clases de seres. No somos dioses. Dios no se encuentra en los árboles o el viento o en nosotros. Él creó el universo y se preocupa por todo lo que ha hecho, pero es distinto de Su creación. La historia del mundo no se trata de ser liberado de la ilusión de nuestra existencia, o de descubrir a Dios dentro de nosotros. La historia es acerca de Dios, la gente que El creó, y cómo las criaturas pueden aprender a gozarse en, confianza en, y obedecer a su Creador.
Tres personas. El único Dios que existe eternamente en tres personas. El Padre es Dios. El Hijo, nuestro Señor Jesucristo, es Dios. El Espíritu Santo, el Espíritu del Padre y del Hijo, es también Dios. Sin embargo, estos tres iguales en gloria, rango y poder son tres personas. La doctrina de la Trinidad, ayuda a explicar cómo puede haber verdadera unidad y diversidad en nuestro mundo. También muestra que nuestro Dios es un Dios relacional.
Para nosotros. Algo pasó en la historia que cambió el mundo. El Hijo de Dios vino al mundo como un hombre, perfectamente obedeció a Su padre, cumplió con el propósito de Israel, tuvo éxito donde Adán falló y comenzó el proceso de revertir la maldición. Jesucristo murió por los pecados del mundo. Resucitó de entre los muertos al tercer día. Por la fe en él nuestros pecados pueden ser perdonados y podemos estar seguros de vivir para siempre con Dios y un día ser resucitados de los muertos como Cristo.
Obviamente, esto no quiere decir todo lo que hay que decir acerca de la Biblia o el Cristianismo. Pero me parece que es una manera útil de tener una idea de algunos de los distintivos más importantes de una cosmovisión cristiana. Siéntase libre de tomarla y utilizarla para sí mismo. Es tan fácil como 1, 2, 3, 4.
por Armando Valdez-traducciónFuente: El Evangelio de Jesucristo
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